Amigos

Tras haber recorrido más de 4 mil millas náuticas desde el comienzo de la travesía, una vez más, tuve que buscar refugio en puerto debido a problemas técnicos en El Azul.

Estoy muy contenta con lo alcanzado hasta ahora, 4 mil millas náuticas recorridas, 708 niños beneficiados y volver a llevar la bandera mexicana a través del Océano Atlántico no pueden ser más que motivo de orgullo. Sin embargo, también siento una gran frustración. Esta es la tercera vez que tengo que detenerme por fallas en el velero que me han impedido seguir la ruta establecida.

Desde el segundo día que retomé la travesía, tuve que sellar varias goteras y entradas de agua, pese a todas las reparaciones que se hicieron en el Puerto de Progreso. Este velero está catalogado como clase A, lo que significa que funciona perfectamente para cruzar océanos y no presentar ninguno de estoy problemas. Yo tengo los conocimientos para solucionar este tipo de contratiempos y sin embargo, todos los días hubo que arreglar algo.

Otro de los problemas fue que la luz de navegación dejo de funcionar, con esta otras embarcaciones me ven y ven mi rumbo, trabajé 3 días con diferentes técnicas y ninguna opción funcionó, tuve que utilizar la energía del velero.

Como tercer problema grave, el motor comenzó fallar para encenderlo, pasé una noche entera, guiada por el teléfono satelital desde tierra con mi técnico y mecánico, cambiando filtros y viendo donde estaba el problema,. Dos días después, justo a la mitad del Atlántico, ya no prendió y las baterías ya estaban muy bajas. Las baterías alimentan de energía los instrumentos de navegación como el autopiloto, el cual me permite descansar, comer y trabajar en el velero; y por supuesto para mantener comunicación con la prensa y el equipo en tierra, en caso de emergencia.

Después de muchos intentos y dejar descansar el motor por fin encendió. La solución fue dejarlo prendido en neutral para cargar baterías hasta que pudiera tocar tierra, afortunadamente me encontraba a 3 días de navegación, de la Isla Faial en las Islas Azores.

Cuando se es velerista en solitario, tu equipo es tu velero, si éste está lesionado, lo que se pone en peligro es tu vida, por lo que hay que evaluar los riesgos y saber tomar decisiones a tiempo. La única manera de alcanzar un reto o un sueño es intentándolo, si no nunca probaríamos el sabor del triunfo ni del fracaso, que en ambos casos nos lleva a mejorar. En este caso el triunfo es haberlo intentado y llegar hasta donde llegué.

Desafortunadamente, en estos momentos las condiciones de El Azul no son seguras ni viables para terminar la travesía. Pensar en seguir adelante requeriría muchas reparaciones, tiempo y dinero. El presupuesto del proyecto se ha terminado. Si bien, estaba contemplado un fondo para fallas técnicas y contratiempos, éste se fue principalmente en todas las paradas y arreglos que el velero ha requerido desde su salida del puerto de Veracruz en el mes de octubre. Desde entonces he resuelto uno a uno los problemas presentados en el velero, sin embargo cada vez que he retomado el rumbo han surgido nuevos problemas técnicos, por lo cual continuar con la travesía resulta inviable. El mediterráneo, mi llegada a Israel, tendrán que esperar.

Seguir reparando pequeñas fallas no es el problema; temo que todos estos contratiempos juntos lo sean y creo que no me debo arriesgar. Debo humildemente entender, que lo mejor es detenerme aquí y no arriesgar mi vida.

Parte de un reto también es saber decir hasta cuándo y me entristece terriblemente tener que parar. El apoyo incondicional que he recibido,  así como la energía de toda la gente que me sigue y cree en mí son sin duda el motor principal para seguir adelante. Pido la comprensión que demanda un proyecto como éste, el deporte de alto riesgo siempre lleva consigo eso, el riesgo de no poder seguir por condiciones ajenas a uno.

Estoy sumamente agradecida con mis patrocinadores por creer en mí y en el proyecto.

Quiero aprovechar también para compartir el éxito que también hubo, siendo la primera mexicana en cruzar a vela en solitario el Golfo de México y Océano Atlántico Norte. La primera en cruzar por segunda vez el Meridiano 40W, Mitad del Océano Atlántico, a vela en solitario y la primera mexicana en llegar a esta Isla tan importante en la historia náutica.

Gracias a esta travesía, la cual sin ustedes no hubiera sido posible, 708 niños mexicanos han sido beneficiados con los paquetes nutricionales, con el apoyo de Fundación Televisa y 1 Kilo de Ayuda.

Hoy, 14 de junio, se dará a conocer la noticia en los medios de comunicación, por lo que antes quería compartir esta difícil decisión con todos ustedes.

En breve viajaré a México y daré una rueda de prensa para explicar a detalle lo logrado y los percances que me hacen tomar esta decisión.

Quedo en contacto y nuevamente agradeciendo por todo su apoyo y por ser parte de esta travesía.

Sinceramente,

Galia Moss