LEÓN OPALÍN

La aprobación del quinto tramo de 12,000 millones de euros del paquete de rescate otorgado a Grecia por 110,000 millones de euros el año pasado, representa un remedio temporal para que ese país no declare un moratoria en el pago de su deuda y la posibilidad de recibir una ayuda adicional similar al paquete del 2010, para el que se ha planteado que acreedores bancarios regionales, compren voluntariamente nuevos bonos cuando vendan los viejos para que no toda la carga sea para los contribuyentes; las compañías calificadoras evalúan esta última alternativa como un impago que derivará en pérdidas para los bancos. Grecia tiene una deuda que asciende a alrededor de 342,000 millones de euros, 127.0% de su PIB; el Banco de Pagos Internacionales ha consignado que los bancos con mayor exposición en los pasivos de Grecia son los de Francia con 40.8% del total y los de Alemania con 23.3%.

A cambio de la ayuda financiera, Grecia aplicará un programa de austeridad draconiano por 5 años “para restaurar la sostenibilidad fiscal y la estabilidad del sector financiero, así como impulsar la competitividad para crear condiciones para incrementar el empleo y un crecimiento sostenido”, las medidas que ya inició a instrumentar el gobierno griego se refieren fundamentalmente a la reducción de gastos y salarios y la venta de activos públicos. El programa financiero impuesto por la denominada Troika (La Comisión Europea, El Banco Central Europeo y el FMI) significarán ahorros del orden de 28,000 millones de Euros (14,270 millones por el recorte de gastos y 14,080 millones por medidas impositivas) y ventas de activos públicos por 50,000 millones de euros; 5,000 millones se obtendrían este año. En este ámbito, se tendrá que disminuir el déficit público de 10.4% en el 2010 a 7.5% en el 2011; previo como proporción del PIB a la crisis mundial, en el 2006 y el 2007, el desequilibrio promedio fue de 6.5% anual.

Diferentes analistas se muestran escépticos al plan de ajuste de Grecia, ya que consideran que después de tres años consecutivos de recesión de su economía, el ajuste la extenderá a más años causando un mayor deterioro en el nivel de vida de sus habitantes, quienes han manifestado violentamente su inconformidad por las medidas adoptadas. La inestabilidad social que se manifiesta en Grecia se ha extendido a otras economías de Europa, previéndose que será difícil controlar los masivos movimientos populares de protesta, cuyas consecuencias son imprevisibles, empero, que ya han creado volatilidad en los mercados financieros del mundo.

La reparación de los daños que causaron los excesos, la corrupción y la ineficiencia de las administraciones públicas de Grecia no serán visibles en el futuro próximo. Los ciudadanos griegos demandan justicia para castigar a los culpables, hecho que constituiría una advertencia para el gobierno actual a fin de que no cometa los errores del pasado y sus acciones estén sujetas a un estricto control en materia de transparencia y rendición de cuentas.

En este ámbito, el titular del Banco Central Europeo ha reconocido que el marco de gobernabilidad de los Estados miembros de la Eurozona, no ha sido suficiente para apoyar políticas de vigencia, de aquí que se precisen mecanismos de sanción para que las naciones de la Eurozona que violen reglas comunes, sean llamados a rendir cuentas. Grecia no es el único país de la Eurozona que enfrenta dificultades económicas, en diferentes grados las experimentan el resto de los miembros de este bloque, particularmente en sus sistemas financieros. Las pruebas de estrés que se han aplicado a instituciones bancarias europeas indican, que un número importante de estas tienen problemas para recuperar sus carteras e insuficiente capitalización, lo que representa un factor de riesgo para la economía regional y la global. En el presente los países evaluados como más frágiles, además de Grecia, son Portugal e Irlanda, que han recibido fondos para su rescate financiero. También se advierte fragilidad en los sistemas financieros de Bélgica, España e Italia.

En este marco, existen temores fundados de que en breve Portugal no pueda cumplir cabalmente las metas acordadas para reducir su déficit fiscal y para estabilizar su deuda; se estima que será difícil que logre endeudarse a tasas sostenibles en los mercados de capital en la segunda mitad del 2013; de aquí que el 5 de julio pasado la calificadora Mudy´s le haya rebajado su calificación de país en cuatro escalas al nivel de “Basura”. La decisión de esta calificadora provocó enojo en los líderes europeo, quienes expresaron “que nada justifica la degradación de la nota portuguesa y que se debería romper el oligopolio de las calificadora y limitar su influencia”. Lo cierto es que no sólo en Europa se ha cuestionado a las calificadoras, también ello ha sucedido en EUA; sin embargo, es innegable que la crisis sobprime que se inició en el 2008 aún persiste.