JOSÉ KAMINER TAUBER

En un día como hoy, Yud Zaim (17) de Tamuz, comienza el período de tres semanas que finalizan el 9 de Av, que se conmemora la destrucción del Templo de Jerusalem.

Ese día los israelitas tuvieron que dejar de llevar el sacrificio diario denominado “tamid” (perpetuo). Todos los días se sacrificaban en la Casa de Dios, dos ovejas, una a la mañana y otra al caer la tarde (Números 28:3-4). Una era para expiar los pecados cometidos durante la noche y la otra para expiar los pecados cometidos durante el día. Así los israelitas podían dormir libres de pecados.

Cuando los romanos pusieron sitio a Jerusalem, los israelitas continuaron llevando sacrificios, con los animales que había en la ciudad. Sin embargo, el 17 de Tamuz tuvieron que dejar de practicar el “tamid” porque ya no quedaban más animales en Jerusalem que pudieran elevarse en sacrificio y era imposible salir de las murallas de la ciudad para buscar más.

Cuando se dejó de ofrendar el “tamid”, el enemigo se hizo más fuerte y logró destruir Jerusalem. Lo que acabamos de contar ocurrió durante la destrucción del Primer Templo. Algo parecido ocurrió en la época del Segundo Templo.

Para este día se determinó uno de los días de ayuno que fueron fijados por nuestros Sabios en memoria de acontecimientos trágicos con consecuencias desastrosas; tienen por objetivo despertar en nuestro corazón el deseo de cumplir con las normas de la Torá y facilitar así la vía hacia la Teshuvá (Retorno al judaísmo auténtico). El recuerdo de nuestro trágico pasado, fruto del desvío del pueblo, nos impone un examen de conciencia y nos inculca la convicción que nuestro futuro depende de nuestra conducta.

Cabe recordar que el 17 de Tamuz (Shivá asar be Tamuz), fueron rotas las primeras tablas de la Ley. La Tora fue entregada el 6 de Siván y el 7 de Siván, Moisés ascendió por orden del Eterno para recibir las tablas. Permaneció allí durante cuarenta días, hasta el 17 de Tamuz Entonces Moisés descendió, y cuando vio que los israelitas habían hecho el Becerro de Oro, rompió las tablas.