JOSÉ CORDOBA/WALL STREET JOURNAL

20 de julio 2011.-El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dice que reza a Jesús, la Virgen María y los espíritus de la sabana venezolana para que lo ayuden a curarse del cáncer.

Chávez no lo ha mencionado, pero probablemente nadie esté rezando con más fervor por su salud que Fidel y Raúl Castro en Cuba. Su fosilizado régimen ahora depende en gran medida de su aliado en Caracas y harán todo lo posible —fuera de una invasión— para mantener a Chávez o una persona afín en el poder, dicen funcionarios estadounidenses, miembros de la oposición venezolana y analistas.

Venezuela envía alrededor de 115.000 barriles de petróleo por día a precios de descuento a Cuba, satisfaciendo alrededor de 60% de las necesidades petroleras de la isla, según un estudio reciente del Instituto Brookings, que calcula el valor del crudo y de otra ayuda venezolana en alrededor de US$5.000 millones al año, una porción importante de las ganancias de Cuba en moneda fuerte.

A cambio de ello, Cuba ha enviado a Venezuela decenas de miles de médicos cubanos, técnicos deportivos, y expertos en inteligencia y seguridad, ayudando a Chávez a mantenerse en el poder.

La relación de La Habana con Venezuela es semejante a su dependencia económica de la antigua Unión Soviética en los 30 años antes del colapso de ésta en 1991, lo cual causó una contracción de 35% en la economía cubana.

“Cuidar a Chávez es preservar el asiento presidencial (de Raúl)”, escribió Yoani Sánchez, un conocido autor de blog cubano y crítico del régimen. “Perderlo, podría apresurar su propia caída (la de Raúl)”.

Si Chávez se enfermara gravemente —llegó el sábado a La Habana para someterse a quimioterapia después de que los médicos recientemente extrajeran un tumor del “tamaño de una pelota de béisbol”— el gobierno cubano probablemente use su influencia para determinar el rumbo de los acontecimientos. Los analistas dicen que la conducción cubana tiene influencia suficiente, gracias a su relación con Chávez y altos funcionarios de Venezuela. Los cubanos también podrían desplegar sus servicios de inteligencia para ayudar a una facción a expensas de otra.

“Cuba es la potencia extranjera más importante con intereses en juego en Venezuela”, dijo Moisés Naím, ex ministro de gabinete venezolano y analista de Carnegie Endowment for International Peace, con sede en Washington. “No serán observadores pasivos. Serán actores”.

No hay una relación política en las Américas como el lazo entre Fidel Castro y Chávez. Castro, quien oficialmente cedió el poder a su hermano menor Raúl en 2008, ha sido mentor, padre espiritual y político, salvador, psiquiatra e incluso médico de cabecera para Chávez.

A cambio, Chávez ha financiado al gobierno cubano y dado a Castro la ocasión de soñar nuevamente sobre una Latinoamérica unida contra su villano favorito, Estados Unidos, o, como ambos hombres a veces lo llaman, “el imperio”.

A veces, Chávez y altos funcionarios cubanos han hablado de unir ambos países en un estado confederado único, una idea poco popular entre la mayoría de los venezolanos.

“Cuba tiene dos presidentes, Fidel y Chávez”, dijo el entonces vicepresidente cubano Carlos Lage en una visita a Caracas en 2005. Dos años después, el presidente venezolano dijo prácticamente lo mismo. “En el fondo somos un solo gobierno”, dijo Chávez durante una visita a la isla.

Durante su mandato, Chávez ha tratado de adoctrinar al ejército venezolano, llevando miles de asesores para reproducir la doctrina militar cubana, y para lidiar con asuntos de seguridad e inteligencia. Los oficiales cubanos están profundamente involucrados en asuntos de inteligencia y seguridad en Venezuela, desde la adquisición de equipos militares hasta la estrategia militar general, según personas con conocimiento del asunto. Una fuente calcula en 3.000 la cantidad de expertos cubanos en inteligencia que trabajan en Venezuela.

El año pasado, el general de brigada Antonio Rivero, antes jefe de defensa civil de Venezuela, renunció a su cargo debido a lo que tildó de interferencia e influencia cubana en todos los niveles de la fuerza armada. Poco después, fue acusado de revelar secretos de Estado y un juez le prohibió hablar en público sobre el ejército.

El martes, Jorge Giordani, ministro de Planificación y Finanzas de Venezuela, dijo que no había duda de que Chávez se postularía a la reelección en 2012. Sin embargo, si Chávez muere o está demasiado enfermo como para postularse a la presidencia, su movimiento, dividido por el dinero, la ambición, la ideología y el interés económico, tendrá dificultades en conseguir un candidato que satisfaga todas las facciones, dicen analistas.

Los cubanos podrían presionar por Adán Chávez, el hermano mayor de Chávez, ahora gobernador estatal y ex embajador ante Cuba. Según Naím, los cubanos elegirán en quién, o en quiénes, apuestan las fichas.

Alexander Luzardo, ex senador y ex partidario de Chávez, dijo que una negociación incluirá a los cubanos y que los venezolanos tendrán que hablar con ellos.

La relación de Chávez con Castro se remonta a 1994, cuando el mandatario cubano invitó a Chávez, entonces un desconocido teniente coronel destituido y fallido golpista recientemente liberado de prisión, a La Habana. Chávez recibió tratamiento de alfombra roja, e incluso dio un discurso a estudiantes en la Universidad de La Habana. “Fidel vio que en Chávez tenía un diamante sin pulir”, dijo un ex ministro de gabinete de Chávez. “Usó todo su encanto para influir en Chávez”. La relación afloró cuando Chávez, encaramado en una ola de rechazo popular contra la corrupción, logró una victoria abrumadora en 1998.

La bendición por Castro de la “revolución bolivariana” de Chávez le dio al comandante de una división de tanques legitimidad revolucionaria. A cambio, los miles de millones de Chávez en dinero de petróleo y su admiración del líder cubano le dieron a Castro la oportunidad de extender su filosofía revolucionaria, al menos por poderes.

En 2000, Chávez llevó a Castro en un viaje a la localidad de Sabaneta, de la que es oriundo, en el estado Barinas, en los llanos del sur del país. Allí, Castro sugirió que en 100 años habría peregrinaciones para visitar el humilde hogar de Chávez, dice Luis Miquilena, ex ministro del Interior venezolano, quien también viajó con ellos. La adulación de Castro emocionó a Chávez, recuerda Miquilena.

Un vistazo de cuán en serio toma La Habana esta relación, y los riesgos de que Chávez desaparezca de escena, quedó a la vista en 2002, cuando Chávez fue brevemente derrocado por generales del ejército. Castro asumió un papel importante en el retorno de Chávez al poder, al ayudar a movilizar apoyo entre generales venezolanos y líderes mundiales.

El retorno de Chávez fue una salvación para el régimen cubano. En las 48 horas en que Chávez estuvo fuera del poder, miles de venezolanos enojados por el papel desproporcionado de La Habana en su gobierno rodearon la embajada cubana en Caracas, exigiendo que el nuevo gobierno venezolano corte los lazos entre ambos países. Entretanto, funcionarios venezolanos estudiaron poner fin a los envíos de crudo a la isla.

Dos años después, Castro envió miles de médicos para ayudar en el programa de salud de vecindario de Chávez, conocido como Barrio Adentro, algo que ayudó a revivir la popularidad del presidente venezolano.

Más recientemente, Cuba envió el año pasado a Ramiro Valdez, el legendario agente secreto del régimen, en una extensa visita a Venezuela, supuestamente para asesorar a Chávez sobre la inconstante generación eléctrica de Venezuela. Otro importante funcionario cubano ha sido un alto asesor en asuntos agrícolas y alimentarios de Venezuela.

El mes pasado, Chávez reconoció a Castro, casi en términos religiosos, como el primero en advertir que el líder venezolano estaba enfermo durante un reciente viaje a La Habana.

“Estábamos… con Fidel, aquel gigante que ya superó todos los tiempos y todos los lugares”, dijo Chávez cuando anunció por primera vez que tenía cáncer. “Me interrogó casi como un médico y me confesé casi que como un paciente”.