MILENIO, 22 de julio 2011 – La ONU alertó hoy del “extraordinario” impacto que sobre Líbano puede tener en términos de estabilidad la evolución de la situación en Siria, donde continúa la represión del gobierno de Bachar al Asad contra los manifestantes que piden reformas políticas.

“Estamos muy preocupados ante la profunda crisis política que atraviesa Siria y el impacto que podría tener sobre el Líbano”, aseguró ante la prensa el coordinador especial de Naciones Unidas para Líbano, Michael Williams, quien hoy informó al Consejo de Seguridad sobre la situación actual en ese país.

Williams recordó el “gran peso” que tiene Damasco sobre el país vecino y pidió a la comunidad internacional permanecer en alerta ya que “las consecuencias de lo que ocurra en Siria en los próximos meses o semanas tendrán una influencia extraordinaria en Líbano, pero también en toda la región”.

El diplomático señaló que, “pese a la división política y religiosa” de Líbano, la mayoría de los líderes no se han pronunciado sobre lo que ocurre en Siria, porque temen que las mismas protestas crucen la frontera y desemboquen en “posibles enfrentamientos entre las distintas confesiones”.

“Hay una gran preocupación en Líbano sobre lo que ocurre en Siria, incluso entre la comunidad cristiana, que, pese a detestar al régimen de Al Asad, teme por su seguridad”, dijo Williams sobre la posibilidad de que se desaten protestas protagonizadas por sunitas y alauitas y que éstas acaben afectando también a los cristianos, además de que se aproveche de ellas el grupo radical chiíta Hezbolá.

Pese a todo ello, Williams apostó por el optimismo y afirmó que espera que las consecuencias de cuanto ocurra en Siria sean “positivas sobre todo para otorgar estabilidad a Líbano” y también a la región, porque “lo que pase allí se dejarán sentir también en Irak, Jordania y también Israel”.

Williams indicó que “se necesita estabilidad” para ver avances en varios frentes, como el cumplimiento por parte de Líbano de las sanciones de la ONU o la mejora de las relaciones entre ese país e Israel, que se mantienen en estado de guerra.

El coordinador especial de la ONU presentó ante el Consejo de Seguridad el último informe del secretario general, Ban Ki-moon, sobre Líbano, en una reunión a puerta cerrada en la que también participó el jefe de las misiones de paz de la ONU, Alain Le Roy.

El texto presentado por Williams también menciona el posible impacto de la situación en Siria sobre Líbano, pero se centra en el cumplimiento de las autoridades libanesas e israelíes de la resolución 1.701 del Consejo de Seguridad, que en agosto de 2006 puso fin al conflicto entre Israel y Hezbolá.

Ban señala en él su preocupación ante “el estancamiento de la aplicación plena de la resolución”, lo que “ha impedido que las partes progresen hacia una cesación del fuego permanente y una solución a largo plazo”, aunque Williams destacó que el nuevo gobierno de Beirut ha mostrado ya “un mayor compromiso” en ese sentido.

El secretario general también muestra su rechazo a los ataques contra la Fuerza Interina de la ONU en Líbano (FINUL), así como a “la falta de libertad de movimientos” que asegura sufre el personal de la misión. Entre las peticiones concretas que incluye el informe destaca la de que Israel se retire de la aldea de Ghayar, que quedó partida en dos por la llamada “línea azul”, y cuya parte libanesa las fuerzas israelíes volvieron a ocupar en 2006.

De otra parte, al menos tres personas que participan en las protestas que piden la caída del régimen del presidente Bachar al Asad murieron ayer en la ciudad siria de Homs por las fuerzas de seguridad, según el grupo opositor Comités Locales de Coordinación.

Militares y miembros de las fuerzas del orden cercaron el barrio de Al Jalidia en Homs y llevaron a cabo una operación que causó la muerte de dos personas, informó dicho grupo. Por su parte, la red Sham identificó a otro manifestante fallecido a causa de los disparos de francotiradores en este mismo barrio.

En medio de estas operaciones, tres edificios han sido quemados en Al Jalidia, mientras los cuerpos de seguridad patrullan las calles y efectúan disparos.
Asimismo, las autoridades han llevado a cabo varias campañas de detenciones en distintos barrios de la ciudad, algunos de los cuales están sitiados.

Homs es objeto de una fuerte represión que durante la última semana ha causado más de una decena de víctimas y tiene las comunicaciones cortadas, según los grupos opositores. Además de la ciudad, otras localidades de la provincia se han visto afectadas, como Talbiseh, a donde llegaron refuerzos del Ejército y varias personas resultaron heridas.

Para mostrar sus apoyo a la situación en Homs, se han celebrado manifestaciones en varias ciudades sirias como Damasco y Hama. Desde el inicio de la revuelta popular contra Al Asad a mediados del pasado mes de marzo, han perdido la vida entre 1,450 y dos mil personas, según fuentes de la oposición y organizaciones pro derechos humanos sirias, mientras que el régimen de Damasco mantiene detenidas a otras quince mil.