RAMSÉS ANCIRA EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

A las víctimas adolescentes  del neonazi noruego que odiaba a los semitas

Como me ha ocurrido siempre, primero me apasiono por la obra de un personaje y es después que me entero con sorpresa que es judío. En agradecimiento  a los  comentarios de lectores  en los que me conminan a seguir dando el contexto en el que un judío se convirtió en mi personaje favorito, hoy quiero narrarles como conocí a Joseph Pulitzer.

A CNI, Canal 40, a finales de la década de los noventas, llegaron las imágenes de una cárcel de alta seguridad donde se mostraba a los presos  en la visita conyugal.

Ciro Gómez Leyva hizo como que nos consultaba a los reporteros sobre si estas imágenes de coitos debían o no presentarse en el noticiario. Yo me opuse; pero él aseguró que mostraban una violación a los derechos humanos y las proyectó.

Hace unos días, en Milenio Televisión, Gómez Leyva tuvo a bien mostrar como dos militares capturados por narcotraficantes eran asesinados por estos  a golpes de marro.

A pesar de que casi todos los medios de comunicación en México acordaron que exhibir la brutalidad es hacer propaganda a los asesinos, Milenio TV, suscriptor del pacto, lo rompió. Esto es muy similar al émulo de Hitler que hace unos días  decidió una limpieza étnica asesinando a docenas de adolescentes socialdemócratas a quienes consideraba potencialmente peligrosos por aceptar que trabajaran en Europa judíos marxistas y gente proveniente de países árabes.

Y digo similar porque el neonazi noruego realizó su pequeño genocidio con la única intención de dar su mensaje a los medios de comunicación para difundir su doctrina.

Y ya no quiero extenderme demasiado en el contexto para que no se achique la letra. El caso es que mi protesta en CNI Canal 40 fue poner el Decálogo Pulitzer en el archivero de la entrada, a la vista de todos. Este explicará por si mismo porque Pulitzer, que además es el creador de  la primera escuela de periodismo en el mundo es, esta semana  y siempre, uno de mis judíos favoritos:

1.- Siempre luchar por el progreso y la reforma.

2.- Nunca tolerar las injusticias y la corrupción.

3.- Siempre combatir a los demagogos

. 4.- Nunca pertenecer a ningún partido político.

5.- Siempre oponerse a las clases privilegidas.

6.- Nunca disimular la simpatía por los pobres.

7.- Siempre mantenerse devoto al interés público.

8.- Nunca estar satisfecho con publicar sólo noticias.

9.- Siempre ser drásticamente independientes.

10.- Nunca temer atacar el mal.

Hay muchas razones más, por las que admiro a Pulitzer, pero solo daré a conocer algunas pinceladas más en este espacio:
Su principal rival William R. Hearst, cuya familia fue propietaria de más de un latifundio de  270 mil hectáreas en Chihuahua, se inspiró en Pulitzer para crear su propio imperio periodístico, sin embargo escribió: “Es el tipo de periódico al que quiero que se parezca el Examiner mientras que el World, al ser propiedad de un judío, es una publicación indecente y carente de escrúpulos, que desprecio, pero es demasiado poderosa para que la insultemos”

Lo que no le perdonaban a Pulitzer era que su periódico fuera leído por la comunidad judía y que insistiera en que los trabajadores tenían el derecho de conocer las utilidades de las compañías ferrocarrileras. Para quitarle lectores y anunciantes, el editor del periódico rival New York Sun atacó a Pulitzer llamándole en  1809 el judío que abandonó su religión.

Pulitzer quien llevaba una vida perdiendo la vista por trabajar tantas horas al día, cayó en una profunda depresión y casi dejó el oficio. Sin embargo creía tanto en la libertad que fue él quien  promovió una suscripción para que sus lectores patrocinaran el pedestal de la Estatua de la Libertad, que era la primera vista de los inmigrantes de todo el mundo al llegar a Nueva York, entre los que destacaban los judíos perseguidos por la Rusia  zarista.

Aunque Pulitzer no fue perfecto y se dejó llevar por la promoción que hizo Hearst de la guerra de Estados Unidos contra España, esencialmente combatió la corrupción, a tal grado de acusar  al gobierno de Roosvelt y a la empresa JP Morgan por pagar  demás a la empresa francesa que construyó el Canal de Panamá

Nuevamente Pulitzer fue objeto de una campaña de odio, pero al final los tribunales resolvieron a su favor, sentando un precedente sobre la libertad de información. Luego vino su contribución a la Universidad de Columbia para hacer del periodismo una carrera universitaria y su donación para crear el premio periodístico y literario más prestigiado del planeta, justo el Premio Pulitzer.

Termino con la anécdota personal. Prácticamente había alcanzado la mayoría de edad cuando me hicieron la circuncisión, para lo que puse como condición que me anestesiaran totalmente. En esas estaban cuando el rabino cayó en cuenta que no me habían preguntado como quería llamarme. Se acordó que mi abuelo se llamaba José, al que yo  no tenía nada que agradecerle porque abandonó a mi abuela con cuatro hijos, una de ellas, mi madre.

Pero 15 años después, cuando supe que me llamaba igual que Pulitzer, Joseph, me sentí orgulloso y deseoso de seguir su legado del periodismo sin censura, siempre del lado de los débiles y contra los demagogos de cualquier partido o  o extremismo religioso.