LEÓN OPALÍN

La revisión a la baja de las cifras del crecimiento de la economía de EUA para el 2010 y los dos primeros trimestres del 2011, junto con la volatilidad de los mercados financieros y la pérdida de valor de capitalización de las bolsas de valores en el mundo; el periodo de espera para que el Congreso de EUA aprobara el primero de agosto pasado el techo del endeudamiento gubernamental y la propia degradación de la calificación crediticia de la deuda soberana de EUA, ha creado un entorno de incertidumbre entre los inversionistas en relación a que la actividad productiva estadounidense pudiera enfrentar un nuevo proceso recesivo en el 2012 con un significativo impacto en la economía global. Asimismo, preocupa que los problemas de la deuda soberana de Irlanda, Grecia y Portugal, se extiendan a otras economías de la Unión Europea, España e Italia, principalmente.

En este complejo entorno económico mundial, el gobierno de México ha advertido la posibilidad de que la economía nacional pueda resentir el impacto del shock externo. No obstante, diversos miembros del gabinete económico y legisladores de diferentes partidos en vez de plantear medidas para contrarrestar la potencial incidencia negativa que pudieran tener los acontecimientos externos en el desempeño económico del país, enfocan su atención y tiempo a la “grilla” vinculada con los comicios del 2012, en los que además de la Presidencia de la República, estarán en disputa 500 diputaciones federales, 128 senadurías, 7 gubernaturas, 925 alcaldías, 559 diputaciones locales y 16 jefes delegacionales. En este ámbito, se prevé que las elecciones serán muy competidas, y al igual que en el 2006, los triunfadores ganarán por un reducido margen a sus adversarios; de aquí que se vislumbra que en los comicios del 2012 se darán conflictos entre los partidos que derivarán “en la judicialización de la política”, que determinará qué parte de los votos se generarán en los tribunales y no en las urnas.

Para las elecciones del 2012 se espera una disminución significativa en el número de votantes, hasta de un 50.0% de un padrón de 80 millones de personas; ello en virtud del escepticismo de los electores ante la desilusión que tienen del gobierno y de los legisladores cuya actividad ha dado magros resultados en materia de bienestar general y de la paz social. En este sentido, el propio Ejecutivo ha expresado que los errores que ha cometido el PAN, aunado a su pérdida de identidad y alejamiento de la gente ha incidido en que la decisión de los electores no favorezca a ese partido, percepción similar a la que la ciudadanía tiene respecto a funcionarios públicos y autoridades judiciales, entre otros. La población se ha cansado de sus representantes hacia los que tienen poca o nula credibilidad.

En este marco, la gente no sólo se siente defraudada por el PRI por su pasado dudoso, sino también del partido en el poder que en dos sexenios ha superado las prácticas ilegítimas y demagógicas que el PRI utilizó durante 70 años. Los electores se han vuelto apáticos a la excesiva propaganda de los partidos, que básicamente resalta supuestas virtudes y compromisos de cambio y no plantea objetivos definidos sobre las políticas públicas que se precisa instrumentar para salir del estancamiento económico y la pobreza.

Se considera que un segmento del padrón electoral que será muy disputado por los partidos es el de once millones de jóvenes que por primera vez votarán y que siempre han vivido en un entorno de crisis. Es factible que ante el aumento del abstencionismo y los votos nulos, los partidos busquen alianzas para hacerse del poder; lo cual, al igual que en comicios recientes, no implicará el planteamiento de objetivos y compromisos conjuntos para el desarrollo del país.

Las próximas elecciones federales podrían representar una oportunidad para mejorar las estructuras del poder y para rehacer equilibrios que conduzcan a un avance sostenido y a la vez evitar que continúe la polarización social. Es importante que la nueva administración que inicie su gestión en el 2012 no vuelva a programas y acciones con una torpe visión de corto plazo. ¿Será mucho pedir?