RODICA RADIAN GORDON/EXCELSIOR

A mi regreso de Israel después de una corta visita, me quedé impresionada por los cambios que está viviendo la sociedad israelí este verano. Los eventos más trascendentes de las últimas semanas han sido las protestas  ciudadanas. Las manifestaciones son el  tema que todos en Israel están discutiendo y han capturado la atención de la opinión  pública y de  la agenda mediática  en el último mes.

Las protestas de la ciudadanía son un fenómeno nuevo en la agenda pública israelí que siempre se ha preocupado  prioritariamente de temas de seguridad nacional. Sin embargo, debido a los altos  precios en los alquileres de las viviendas, que afectan principalmente a las parejas jóvenes y a los estudiantes, así como en general a la clase media, hace unas semanas comenzaron a aparecer campamentos en el centro de Tel-Aviv. Carpas para acampar en ellas fueron instaladas a lo largo de una avenida céntrica de la ciudad como recurso simbólico y movilizador; a ellas se han ido sumando sucesivas carpas, grupo y demandas.

Esto aparece como un fenómeno nuevo en el panorama israelí ya que es evidente que la sociedad ha llegado a un momento clave para expresarse de un modo muy democrático, integrando organizaciones de la  sociedad civil junto a  ciudadanos comunes y corrientes.
En un lapso de  tres semanas surgieron más y más campamentos que se han unido a la protesta no sólo en las ciudades principales como los son Tel Aviv y Jerusalén, sino también en la periferia israelí.

A los jóvenes manifestantes que iniciaron este movimiento se adhirieron personas  de todas las edades, de diferentes clases sociales y de diferente ideología política.
Incluso, personas que nunca se han manifestado abiertamente, han estado sumándose a estas protestas. Aunque el movimiento no está dirigido por personalidades reconocidas o por partidos políticos, o precisamente por ello, los jóvenes líderes emergentes han logrado  movilizar a cientos de miles de personas  para salir a las calles a manifestarse  los sábados por la noche y esperan continuar con este recurso los sábados próximos. En las manifestaciones también participan artistas reconocidos. Es claro que estamos siendo testigos de un fenómeno único que subraya en la espontaneidad y acción directa la democracia en su forma más  primordial y sustancial.

El hecho de que los manifestantes son representantes de la mayoría de los estratos sociales ha  causado cierta dispersión y distracción en las demandas, pero se puede percibir que más allá  de los problemas de las viviendas, asistencia médica, sistema educativo, alza de impuestos, la gente  aspira  a cerrar las brechas sociales  para  mejorar la calidad de vida en Israel para las jóvenes generaciones.

Ahora, llega la etapa más compleja donde hay que traducir las demandas en  negociaciones  claras  y concretas. El primer ministro Netanyahu acaba de formar un consejo compuesto por economistas y ministros de Estado  cuyo propósito es buscar maneras de resolver los problemas más intensos. Pareciera que uno de los retos sería mantener el marco presupuestal.

Como es sabido, en los últimos años la economía israelí ha tenido logros importantes y ha  esquivado la crisis económica mundial; por ello, es primordial preservar  los resultados positivos de la macroeconomía. Una manera de satisfacer las demandas sería la de cambiar las prioridades del gobierno. Evidentemente, este es un paso difícil, ya que éstas reflejan  la visión político-social del gobierno, y precisamente el rol del consejo de expertos es el de examinar y proponer prioridades alternativas que satisfagan a la ciudadanía y al mismo tiempo sean aceptadas a nivel gubernamental.

Sean cuales fueren los resultados de las negociaciones, el sentimiento dentro de la sociedad israelí  es que la democracia ya logró  que la ciudadanía  encuentre su auténtica voz  y que el gobierno tiene que dialogar constantemente  para definir las metas a seguir.

Rodica Radian Gordon es Embajadora del Estado de Israel en Mexico.