REBECA CIMET EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

25 de agosto 2011- Siempre que leo este título en cualquier periódico de la Comunidad espero encontrar algo verdaderamente relevante que me ubique en la misma realidad que he vivido y/o que me hable de problemas y soluciones “reales”… no siempre es el caso. Por ello ahora que empieza el año escolar, me apliqué a la labor de afrontar el tema de una manera diferente y personal.

Soy maestra de vocación, aunque no siempre lo supe. Decidí estudiar Biología con la idea de dedicarme a la investigación. Después de terminar mi tesis en el Centro Médico, (aquel que se cayó con el temblor del ’85), me di cuenta de que el trabajo aislado y repetitivo simplemente “no era lo mío” así que inicié una larga y variada carrera en la docencia.

He hecho de todo y en muchos lados, desde la UNAM hasta el Kinder de el Colegio Olinca o la primaria del Colegio Akiba Academy en Los Angeles CA, o en la direcciòn de Español de Secundaria y Preparatoria dela Yeshivá Beth Yaacov. Casi 40 años de clases variadas, coordinaciones, direcciones, maestrías, diplomados, licenciaturas.

Ha sido un trabajo apasionante que no cambiaría por nada que creo me ha dado una visión extensa e integrada de la educación, no solo judía y no solo mexicana; pero antes que nada, soy judía y soy mexicana por lo que la educación judía en México es mi prioridad.

Decidí finalmente escribir este artículo después de oír un cometario que me puso a girar de una manera diferente. Decían analistas educativos de la comunidad, que notaban en ciertas escuelas una disminución de los estudiantes egresados de la red que entraban a Universidades. Se había hecho un esfuerzo enorme, sobre todo en escuelas de la comunidad Mizrahí en lograr que TODOS sus alumnos egresados de la Preparatoria ingresaran a la Universidad. Resulta que ahora, muchos escogían meterse a trabajar de nuevo a los negocios de la familia o a yeshivot para seguir como abrejim.

Que nuestra comunidad está presentando un serio giro a la ortodoxia es un hecho pero personalmente no había encontrado una relación educativa a nivel universitaria en ambas. Con este nuevo comentario hablando de la baja inscripción  de nuestros jóvenes a universidades, encontré el eslabón…

Por un lado es un hecho que la identidad de nuestros jóvenes está desvirtuada y confusa. De ahí que muchos jóvenes, aún padres jóvenes están girando a la ortodoxia como una manera de mantener sus raíces inamovibles. En donde me gustaría enfocarme es en lo que está pasando en la Comunidad hoy, que hace que nuestros jóvenes prefieran trabajar con la familia (ahora de manera opcional) en vez de dedicarse a estudiar y realizarse intelectualmente.

La respuesta es quizás tan obvia que por ello me ha costado tiempo entender. Lo más importante para nuestros jóvenes- creo que más que nunca dado el factor consumista tan desmedido en los últimos años- es tener el dinero suficiente para mantener a una familia dentro de los standares aceptados en la comunidad.Y, ¿cuales son esos standares? Todos sabemos que de alto nivel: tienen que vivir en nuestro gheto voluntario: Interlomas, Bosques, Santa Fé, Polanco, Tecamachalco.. Cualquier zona adyacente te saca automáticamente de escuelas, templos, deportivo, etc.

Tienen que poder pagar colegiaturas elevadísimas para entrar a la Red ya que si bien contamos con becas no existe en la red alguna escuela que tenga cuotas económicas con el único fin de incluir de manera digna a alumnos de pocos recursos que son tan judíos como cualquiera.

¿Cuántos jóvenes del sexo masculino se dedican a las humanidades? ¿Incluso a las ciencias?, Pocos, finalmente no son redituables. Los pocos que conozco se mantienen fuera de la comunidad porque resulta muy caro “entrar”.

Siempre he sentido que dentro de la red debiera haber opciones para alumnos que tengan inclinaciones humanistas, para los más interesados en estudiar en el extranjero en donde se requiere otro tipo de preparación, para aquellos que quisieran dedicarse a carreras técnicas… en fin que la comunidad abriera un abanico de opciones para las posibilidades económicas y académicas de nuestros alumnos… pero en vez de eso lo que tenemos es una competencia desleal en donde los alumnos no salen beneficiados y al final lo único que les queda por  hacer es  el suficiente dinero para pagarles a sus hijos la educación que, al final ,les permite relacionarse y mantenerse dentro de la comunidad, crear relaciones de negocios- y no siempre están preparados para convertirse en adultos instruidos y reflexivos, con cultura, conocimientos e información para en verdad cambiar al país o por lo menos a la comunidad  en la que vivimos.

Estoy convencida de que  somos la Cultura del Libro pero últimamente he pensado mucho en que la mejor tzdaká se realiza compartiendo conocimientos, herramientas del saber y así es como hemos sobrevivido, dejando atrás pertenencias y llevándonos lo que somos, lo que sabemos….

Ojalá dedicáramos nuestros esfuerzos a  reinventar nuestra red educativa, dejando atrás diferencias que hoy ya no son relevantes y abriendo espacios para las necesidades reales de los alumnos;  pasándoles el mensaje de que lo importante son “ELLOS”  y que responderemos no a nuestros temores e intereses, sino a lo que los haga más felices realizando sus sueños y no cumpliendo cuotas.

#DiadelMaestro