Sin exigencias

PERENGANA

Pronto comenzará un nuevo periodo en el calendario judío y muy probablemente además de los propósitos que haremos en Rosh Hashana, éste sea también un momento en que pensemos renovar nuestros planes, esperando una nueva etapa en la vida de cada uno de nosotros. Es momento para que en este espacio me permitan sugerir que seamos un poco menos exigentes con nuestras expectativas porque muchas veces la felicidad puede sentirse a través de las cosas más sencillas de la vida y se genera desde adentro de nosotros mismos y no por cuestiones externas.

El día de ayer justamente pensando en atender algunas cosas que había dejado de hacer por falta de tiempo, y que quizás parezcan superfluas como lo es ir a que me apliquen un tratamiento para mantener más atractiva mi cabellera, estuve platicando con la persona que me atiende y a quien conozco desde hace cinco años. Más que una ganancia de belleza física, me retiré de ahí altamente inyectada por esta mujer que al preguntarle cómo le había ido en esta temporada de descanso, me confesó estar feliz, ya que toda su familia disfrutó mucho el champurrado, los tamales, la ensalada de legumbres con mayonesa y unos pollos asados que compararon para la ocasión.

Su sonrisa enmarcaba un rostro lleno de dicha, plenitud y mucha felicidad, al agregar que su madre estuvo presente en su casa y no en la de los otros hermanos cuyos compromisos con familiares políticos les había impedido compartir la velada.

En ese momento no me quedó más que reaccionar acerca de lo pretensiosos que solemos ser algunos para sentirnos felices y en verdad resultó ser una gran lección justo para iniciar con otra visión el año.

Recordé las críticas de mis amigos por escoger irme a Chiapas y no optar por las compras al otro lado del río.  El cielo ahí se veía más azul y el aire de Chinkultic, nos inspiraron a mí y a mis compañeros de viaje a realizar una secuencia de posturas de yoga, que últimamente también ha cambiado mi perspectiva de vida.

Como ven, he optado por un camino más sencillo, menos competitivo y más productivo para mi paz interna. Creo que se debe a un estado mayor de madurez.

Estas son algunas cosas que tenía ganas de decir, quisiera que cada uno de nosotros nos sensibilicemos y cuestionemos la visión que tenemos de la vida, esto no es nada nuevo, lo he mencionado infinidad de veces, pero cada vez siento algo lejano que todos nos enfoquemos en lo mismo, claro, es difícil pero si logro relajar a quien lea esto por unos segundos, me daré por bien servida.

Por lo pronto los dejo con esta reflexión y espero que desde su propio ser interno vean una perspectiva distinta.

“A las cuatro de la mañana nunca se sabe si se es demasiado tarde o demasiado temprano”.  W.A.

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