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El director de orquesta Israel Gursky dice que antes del estreno de óperas nuevas siempre hay buenos augurios. Sin embargo, lo que distinguió el estreno de Il Postino, obra del compositor mexicano Daniel Catán, es que es una ópera que “definitivamente se quedará en el repertorio”.

Basada en la película del mismo nombre, que narra un pasaje del exilio del poeta Pablo Neruda y su relación con un sencillo cartero enamorado, la ópera, que logra “un poderoso efecto emocional en la gente, tiene las cualidades que atraen al público y a los artistas —asegura Gursky—. Nunca había visto en mi vida una respuesta del público como la que tuvimos en París. Especialmente recuerdo la última presentación: fue un abrir y cerrar de cortinas continuo. Cayó la cortina final y todos nos reunimos en el escenario para despedirnos, pero nos dimos cuenta de que, 15 minutos más tarde, todavía se escuchaban aplausos, por lo que se tuvo que volver a subir la cortina”.

Desafortunadamente, Catán no pudo ser testigo del estreno de su obra en México, pues falleció en abril de este año. Finalmente la obra llegará a nuestro país para presentarse el 27 y el 29 de octubre en el Festival Internacional Cervantino. Previamente, los días 13 y 16 de octubre, se montará en el Palacio de Bellas Artes.

En conferencia de prensa telefónica, Gursky dijo ayer que el personaje de Pablo Neruda, que en la ópera ha sido interpretado por Plácido Domingo —aunque por diversos compromisos no estará en México—, no es el único factor que habla del éxito de la obra. “Es una historia muy efectiva, que está casada exitosamente con la música (por supuesto, sabemos que la ópera Il Postino está basada en la película de 1994).

La cinta se centra en la relación entre el cartero y Pablo Neruda, una relación que encuentra una representación muy buena y efectiva en la música. Al principio tenemos al cartero que es una persona joven sin experiencia, naif, que adquiere una voz para expresar su identidad a través de la amistad que desarrolla con Pablo Neruda. Y eso puedes escucharlo en la música”.

Para ilustrar el candor del personaje al principio de la obra, agregó el director, “escuchamos música que no utiliza líneas largas. Mientras la ópera transcurre, la música cambia de la misma manera que cambia el personaje. En el segundo acto, tenemos la relación de amor entre Mario Ruoppolo (el cartero) y Beatrice, la chica de la que está enamorado, cuando deja salir su vena poética, cuando realmente se puede expresar a través de la poesía. Entonces escuchamos esas hermosas líneas musicales largas. Y, el tercer acto, realmente tiene que ver con Mario, porque es la parte en la que Neruda deja la isla: aquí tenemos una hermosa aria a cargo de Mario. La ópera empieza con elementos muy simples, pero mientra progresa se vuelve algo muy poderoso”.

La producción es la misma que se estrenó en Los Ángeles, expresó el director nacido en Tel Aviv. “Tendremos cuatro presentaciones en México, dos de ellas en el Palacio de Bellas Artes. No tendremos que hacer ningún cambio en Bellas Artes, porque también tiene un escenario grande con en la Ópera de Los Ángeles, pero en Guanajuato tendremos algunos desafíos para ajustar la misma escenografía en un escenario mucho más pequeño. Por primera vez tendremos que hacer cambios, que no serán significativos, pero que tienen que ver con el hecho de ajustar un escenario grande a una escenario chico”.

Il Postino es una producción muy fuerte, asegura el conductor. “Como es una ópera basada en una película —de manera muy cercana, debo agregar—, hay muchos cambios de escenografía, al revés de otras óperas, donde un escenario puede durar todo un acto. En este caso, tenemos probablemente de 8 a 10. Para cambiar rápidamente de escenario y crear una continuidad, contamos con plataformas que hacen estos cambios. Las escenografías son mínimas y más bien sugieren las atmósferas de las locaciones”.

El montaje utiliza algunos recursos cinematográficos, como es el caso de una escena en la que se proyectan imágenes de una manifestación en Chile, para darnos una idea del conflicto político que está presente en la ópera. De acuerdo con Gursky, “en la obra no hay muchas referencias al significado político de la obra. No se dice por qué Neruda vive en la isla o por qué tuvo que escapar de Chile, pero a lo largo de la producción se nos recuerda. Por ejemplo, en el segundo acto Neruda canta una hermosa aria sobre Chile y tenemos videoproyecciones de manifestaciones reales que se refieren a la violencia que se vivía en Chile en ese tiempo”.