ELENA ACHAR EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

 

Los cambios en el Gabinete realizados por el Presidente Felipe Calderón son producto de la circunstancia político-electoral y cierre de sexenio. Tienen como objetivo centralizar el poder y su mando. Según Max Weber, la burocracia debe de caracterizarse por su especialización, competencia técnica y meritocrática, con fuerte énfasis en el criterio de eficacia.

Es evidente que el perfil técnico-profesional requerido para encabezar áreas clave del gabinete no es el criterio con el que el Presidente ha elegido a los titulares de la Administración Pública: el criterio principal de la clase política que gira alrededor del Ejecutivo es la cercanía, la lealtad, la fidelidad y la sumisión ante sus decisiones.
Aunque no han sido los mejores candidatos al puesto, cabe destacar que los funcionarios han sido exitosos y eficaces en sus tareas; sin embargo, la coyuntura político electoral los ha movido de un lugar a otro y eso impide que su trabajo sea de proyecto de Estado.

Es la inestabilidad del gabinete lo que ha traído la inestabilidad en la Administración Pública y es por ello que, como he enfatizado en columnas anteriores, estoy convencida que el control de la Administración Pública no debe dejarse al Ejecutivo, ya que la asignación de cargos debe de estar asociada con la competencia y debate partidista del Legislativo- y no con la decisión unipersonal y discrecional del Ejecutivo en turno.

El juego sería de la siguiente manera: un legislador que recomiende a un funcionario ineficaz para algún cargo en el Gabinete sería vetado de las próximas designaciones, y perdería la capacidad de influir en el desempeño de la Administración Pública.

Una solución a la problemática expuesta anteriormente podría ser la rendición de cuentas de forma periódica y obligada ante el Congreso de la Unión, siendo ésta una fórmula para introducir mayor profesionalismo en el Gabinete presidencial.

Otra solución podría ser la construcción de un Gobierno de Coalición o compartido, en el que las mayorías en el Congreso puedan asignar algunos cargos del Gabinete del Ejecutivo y así obligar a los legisladores a asignar a un titular eficaz; de otra forma, perderían el control sobre parte de la burocracia. Adicionalmente, esta fórmula ayudaría a construir una mayoría estable que suponga una mayor gobernabilidad y una relación más fluida entre el Presidente y el Poder Legislativo.

Elena Achar es maestra en Ciencias Políticas por la Universidad de Salamanca y actualmente funge como Consultora Política en el Área de Asuntos Públicos de Llorente y Cuenca.