ESTHER ZYCHLINSKI Y ZVI ZIMAN

Temas como la pérdida de identidad y el abandono se hacen presentes en la puesta en escena “Luna desmembrada”, montaje que inicia en un espacio marcado por un cuadrado blanco, sin muros ni techo. El público, en teatro tipo estadio, que permite en primera instancia, ser testigo del encuentro de dos mujeres, una buscando a su hijo, que ha encontrado a otra que tuvo una relación con él, confrontación de ideas e idiosincrasias: la rural y la urbana.

Guadalupe, una mujer indígena proveniente de San Miguel Ixcuintla en Oaxaca, llega a la Ciudad de México en busca de su hijo Juan Diego con la intención de llevarlo a casa para que sea el mayordomo del Santo Patrono del  pueblo, ya que sólo los varones pueden tener dicho cargo.

En su recorrido, Guadalupe se encontrará con distintos personajes que en algún momento de sus vidas tuvieron contacto con su hijo, desde una prostituta, un pintor homosexual, hasta una mujer aristócrata que le mostrarán a un hombre muy distinto que poco a poco se convertirá en un desconocido.

La imaginación, expuesta en el lenguaje sencillo y las actuaciones sin levantar la voz, una expresión honesta de movimientos para una obra de buena factura que la hace redonda. El elenco formado por Clementina Guadarrama que interpreta a la madre que busca al hijo, Gaby Ornelas, Noé Alvarado, Fermín Martínez y Mahalat Sánchez; todos bajo la dirección acertada de Abel Ignacio Hernández, los actores que no están actuando se convierten en espectador al estar sentados en las sillas de los mismos observando.

Un juego de adivinanzas, corazonadas con toques detectivescos, lo dicho por un tercero, es escuchado por un ser querido, personajes en un limbo con entes llamados seres humanos,  que se convierten en uno más grande llamado Ciudad de México.

Murmullos de un machismo latente, con  voz honesta y en lucha por encontrar a su ser querido, migraciones de almas, cuerpos, emociones, así como de un lugar a otro, juego de reflejos, realidades y ficciones como el teatro mismo.

Si nos vamos a las encuestas sobre migración, hay un dato muy interesante, casi el 50% de los que emigran son mujeres, esto nos habla de una  igualdad en este aspecto, la necesidad de buscar nuevas oportunidades no tiene sexo, realmente también podríamos ver a un padre buscando a su hija cuando fue la madre la que se fue, de acuerdo a  las últimas encuestas.

Nos llama la atención esa necesidad de fe que hay en la Virgen de Guadalupe, la necesidad de rezar y pedir por una mejor vida cuando vemos todas las desgracias por las que pasa este pueblo, nos ayuda a entender este fenómeno.

El trabajo de los actores sin demostrar emociones, empezando por la madre que las controla al enterarse de que su hijo no era lo que ella pensaba, al escuchar las opiniones de los contactados para localizarlo y el final no menos impactante como esta obra, realista, cruel, que al salir nos deja con un sabor de boca amargo entre otras reflexiones.

Esta obra se presenta los domingos a las 18:00 horas en La Gruta, en el Centro Cultural Helénico.

Enviamos un saludo muy cariñoso a Jame Chabaud del Teatro Casa de la Paz de la UAM deseándole un pronto restablecimiento, reconociendo la labor por la cultura.