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El dato -revelado por una encuesta elaborada por la DAIA- es nacional. Entre tanto, cerca de 36% de los mendocinos consultados considera que esta comunidad es discriminada. Opinan el rabino Ari Bursztein y Graciela Roiz, presidente de la DAIA en Mendoza.

Una situación que sorprende aún con el conocimiento del panorama. Así lo reconocen quienes se vieron afectados por los resultados de un sondeo encargado por la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) al Instituto de Investigaciones “Gino Germani”, de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.

El mismo reveló que, entre otros aspectos, tres de cada diez personas no viviría en un barrio con gran presencia de vecinos judíos. Esto se debe, sobre todo, a la vinculación con el dinero que se presenta como “una señal estigmatizante”, según señala el informe.

Esta percepción negativa se acentúa en Mendoza, seguida por Tucumán, ya que 36% de los comprovincianos consultados considera que los judíos son discriminados.

“Es sorprendente y no tanto porque sabemos que las posturas xenófobas y judeo-fóbicas existen todavía en la sociedad, a pesar de que en los últimos tiempos ha habido algunos avances”, señaló el rabino de la comunidad judía en la provincia, Ari Bursztein quien de todas formas señaló respecto de la discriminación: “Personalmente no la veo, no la siento, es algo que no puedo palpar”.

Por su parte, Graciela Roiz, presidenta de la DAIA en Mendoza explicó que el informe es una radiografía de la sociedad: “Hay que tenerlo en cuenta y nos preocupa. Aunque teníamos conocimiento de la existencia de discriminación no lo teníamos en la medida en que se presentó en el informe. Ahora nos sirve para trabajar”.

Además, Aldo Donzis, titular de la DAIA en el país, informó que el fin de la encuesta fue para tener una comprensión más amplia sobre esta problemática: “No nos sorprende el antisemitismo y la discriminación que se reflejan en la encuesta. Encargamos este estudio para entender qué le pasa a la sociedad, qué piensa la gente y nos confirmó lo que sospechábamos: hay un odio judeo-fóbico que tiñe todas las respuestas”.

“Cada año recibimos un promedio de 300 denuncias de hechos antisemitas, pero esta encuesta es más fuerte aún, porque refleja lo que piensa la gente común y confirma científicamente la sospecha que teníamos. Uno percibe una actitud discriminatoria en toda la sociedad y no sólo con los judíos sino también con otras colectividades”.

Problema de todos

Tanto Roiz como Bursztein reconocieron que el problema de la discriminación no es de la comunidad judía sino de toda la sociedad argentina. “Eso habla del tipo de sociedad en la que estamos viviendo. Argentina históricamente se destacó por no tener judeo-fobia institucional, pero sí social. Es decir que no está organizado desde arriba”, indicó Bursztein.

Por su parte, Roiz reconoció que “el argentino debe aprender, saber y conocer que los judíos somos tan argentinos como cualquier otro ciudadano. El antisemitismo existe pero no se lo declara por vergüenza. De todas formas aparece en encuestas de este tipo”.

En otras preguntas del informe quedó revelado que ser judío se define por su pertenencia a una religión (64%), al tiempo que por el gran apego a sus tradiciones (49%) y por su pertenencia a una nacionalidad (21%). Aun cuando la inmigración judía se inició hace 123 años, y en la actualidad viven en la Argentina cerca de 300.000 judíos, la gran mayoría de los encuestados considera que su presencia influyó parcialmente (37%), muy poco (38%) o nada (15%) en la formación de la identidad nacional.

Las cifras son muy similares respecto del parcial o escaso aporte que harían hoy en día los judíos en la formación de la identidad nacional. Respecto de otras colectividades (boliviana, coreana, paraguaya, árabe, chilena), sólo 9% cree que la judía tiene una mejor relación con el modo de ser argentino.

Posible solución

Según el rabino, hay que seguir educando en todos los aspectos y desde diferentes ámbitos ya que lamentablemente no importa qué hagan las comunidades minoritarias, siempre va a haber algún tipo de discriminación.

“He notado que hay una relación directa entre el nivel de discriminación de un país y su funcionamiento en otros aspectos. Mientras una región es más discriminatoria, peor anda en otras cosas”, admitió Bursztein quien además explicó que la judeo-fobia se transformó en un ataque directo a Israel, haga lo que haga: “Esto se transforma en un anti sionismo ya que se critica a un país de manera sistemática y desproporcionada”.

En tanto, Roiz señaló que hay que trabajar sobre los prejuicios de la sociedad mendocina, que en la mayoría de los casos revelan ignorancia y conceptos estereotipados, porque estos son el resultado del desconocimiento: “Son necesarias políticas en el ámbito educativo y en la sociedad civil”.

Según el informe y en relación a los prejuicios, los entrevistados tienen marcadas percepciones negativas respecto de los judíos: lo que más les interesa es hacer buenos negocios y ganar dinero (82%); tienen demasiado poder en los mercados financieros internacionales (65%) y en el mundo de los negocios (67%); son más leales a Israel que a este país (49%); hablan demasiado de lo que les sucedió en el Holocausto (49%) y hasta son responsables de la muerte de Cristo (23%). Sin embargo, 84% los valora como personas trabajadoras y la mitad reconoce que hay grandes representantes judíos en el mundo de la ciencia.