LEÓN OPALÍN EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

10 de noviembre 2011- La Organización de las Naciones Unidas (ONU) proyecta cada vez más una imagen de ineficiencia en sus tareas de pacificación y ayuda a naciones que enfrentan situaciones adversas de orden natural, social o político. Diferentes analistas piensan que la ONU está “secuestrada” por intereses de países específicos y también hay evidencias de actos de corrupción de su personal en el manejo de recursos financieros, incluso existen denuncias públicas de la participación de soldados de la ONU y de altos niveles de la burocracia de ese organismo en el tráfico de personas en la región de los Balcanes en la guerra civil de los noventas en esa región.

En este contexto, la ONU convocó en el 2001 una Conferencia Mundial Contra el Racismo, la Descriminación Racial y la Xenofobia que se celebró en Durban, Sudáfrica, y que tuvo como objetivo principal analizar las causas de estos fenómenos y combatir sus efectos.

En esta Conferencia, Durban I y en las posteriores, Durban II, realizada en Ginebra en el 2009 y, Durban III, llevada a cabo en la ciudad de Nueva York en septiembre pasado, dominaron por su número los países árabes musulmanes, apoyados por Irán, Cuba y Corea del Norte, entre otros, para justamente evitar en las sesiones los temas vinculados con la violación de los derechos humanos, que es una práctica común en sus regímenes políticos intolerantes y represivos. Las conferencias Durban prácticamente se convirtieron en una “arena contra EUA, Israel y los judíos del mundo”, de aquí que varias naciones Australia, Canadá, Italia, Nueva Zelanda, Polonia y Países Bajos, entre otros, además de EUA e Israel se abstuvieron de participar en la última Conferencia, por la inutilidad de la misma.

En el ámbito de la Conferencia Durban III de Nueva York, cuyo tema central fue Los Peligros de la Intolerancia Global, sobresalieron las palabras que Simon Deng (SD), una vez esclavo sudanés, que dirigió a la Conferencia “como amigo del Estado de Israel y del pueblo judío”; SD expresó que su presencia en la Conferencia tenía como propósito protestar contra las naciones participantes que son las culpables de “los peores tipos de racismo.

SD considera que la ONU ha desarrollado un antiesraelismo que podría haber hecho muy feliz a Hitler; sin embargo, cuando la ONU exagera el sufrimiento de los palestinos y culpa a los judíos de ello, “ahoga los gritos de aquellos que sufren en mucho mayor medida”. Menciona que él pertenece a uno de esos pueblos.

SD consignó que durante más de 50 años, la población indígena negra de Sudan –tanto católicos como musulmanes- ha sido víctima de los brutales y racistas regímenes árabes musulmanes de Khartoum. Khartoum declaró la Jihad (Guerra Santa) contra los sudaneses y ello legitimó tomar esclavos como botín de guerra. En el Sur de Sudan, declarado Estado independiente a partir del 9 de enero del 2011, cuatro millones de personas fueron masacradas entre 1955 y el 2005 y siete millones “fueron limpiadas étnicamente” y se convirtieron en el grupo de refugiados de mayor tamaño desde la Segunda Guerra Mundial. Cabe hacer notar que Darfur, una región en Sudan Occidental fue invadida por los árabes y convirtieron a los indígenas residentes al Islam, quienes sistemáticamente se han negado a ser “arabizados”, por que “aman sus tradiciones africanas”. El genocidio de los árabes en Darfur ha sido ignorado en la ONU; en cambio, está preocupada por los palestinos, e incluso, ha dedicado una agencia especial para ello; en Durban III no se condenó el racismo árabe, a los crímenes de Israel y el sufrimiento palestino.

SD se considera como esclavo y víctima de la peor forma de racismo; de aquí que piense que calificar a Israel como un Estado racista, es totalmente absurdo e inmoral. SD ha comentado que un número importante de negros del Sudán que han huido del racismo árabe, tenían la esperanza de encontrar refugio en Egipto; sin embargo, se han dirigido a Israel por que se han dado cuenta que el racismo árabe también existe en Egipto, país donde han sido masacrados los coptos cristianos; los cristianos también enfrentan un ambiente de odio en Irak, Irán y Nigeria, entre otras naciones. Mientras los árabes musulmanes califican a Israel de ser un Estado racista, los negros de Sudán, cristianos y musulmanes, consideran que en esa nación fueron bienvenidos y tratados como seres humanos.