SALOMÓN LEWY

Perdonen  el encabezado, pero ustedes saben que hay expresiones en castellano que más que comunicar sirven para liberar sentimientos, molestias, frustraciones y decepciones. Éste es una de esos mecanismos de ayuda sicológica que luego de expresarlo, siento que , sin tener gran efecto sobre alguien más, me impide explotar como un globo agujereado por un alfiler.

¿Quién es el valiente que se atreverá a minimizar mis molestias de pasar más de tres  horas diarias en el automóvil, cuando lo que quiero es transportarme para “ganarme los ayocotes”?  Esas malhadadas obras (por todo el D.F.), a todas vistas mal planeadas, corolario de una labor política, hacen que me pregunte si seré el único protestante de esta situación.

Veo a mi alrededor miles de autos – con un solo ocupante, por supuesto – y pienso que  mi paranoia es la que me hace sentir estas molestias,  mas al mirar a los demás conductores y notar sus rostros desencajados pero inexpresivos, mis sentimientos afloran. Este es sólo un pequeño ejemplo de lo que conocemos como la situación, “hamatzav” como dirían los israelíes.

Abrir un periódico, encender la televisión o escuchar la radio es una buena razón para soltar la expresión del encabezado. Los diarios tienen al parecer una única labor: reflejar sólo lo negativo que, según ellos, existe en mi México. Droga, corrupción, criminalidad, “grilla”, etc. y miles de anuncios de las bondades de los negocios monopólicos de nuestro país, o los logros de los gobernantes en turno que debemos agradecer, sin faltar esquelas de planas enteras de los prohombres que en su momento fueron. 

De la T.V. ni qué decir. Programas de la peor calidad, con fantoches que suponen ser artistas o comedias insulsas de desarrollo paralelo y comentaristas “autorizados”, todos ellos arquitectos de la pobre mentalidad y opinión pública.

De Sky o Cable no puedo decir nada diferente. La diferencia está en el idioma.

La radio, debo reconocer, tiene gran variedad. Combina parte de periódico y TV, con el agravante de incluir música de diversos orígenes. Mientras estoy en el auto ¿qué hago? No puedo leer periódicos, no puedo ver TV, y la radio es lo que es. ¿Mi celular? ¡Para nada! Además de estar prohibido, ¿voy a “mensajear” tonterías, como decirle a mi esposa lo que quiero cenar hoy , acordar con mis amigos la cantina donde jugaremos dominó o “textearle” a mi secretaria el pretexto para llegar tarde?

Pero si creen ustedes que aquí acabó la parrafada, se equivocan.Quienes me tienen hasta la m… son otros, más peligrosos, más molestos. ¿Saben quién? Lo escribí en un artículo anterior: los políticamente correctos.

En todos los países hay varios. Déjenme puntualizar.En mi país, México (y voy a tratar de echarme mi cuarto a espadas dando nombres), hay una colección de  ellos. Poniatowska, Loaeza, Meyer, La Jornada y su gente, Proceso (idem), Farhat, Muñoz Bata, Naim y demás. Inofensivos, claro, pero ¡cómo molestan!  Basta con leer sus columnas para quedar convencidos  de sus tendencias.  Pero… bueno, ni hablar.

En otros lugares del planeta hay otros, estos sí más molestos, de mayor alcance. Tomemos por caso al New York Times, al Washington Post o al San Francisco Chronicle., por mencionar algunos. No pierden oportunidad para atacar a quienes no propenden las ideas “liberales”. Decir que apoyan a la actual administración yanqui y al peor presidente que han tenido los EUA desde que tengo uso de razón, a Ophra, a la Behar o a Stewart es una redundancia.

Tratan a los vagos de “Occupy Wall Street” con una condescendencia descarada, envuelta en lo que llaman justicia, pero no mencionan que ,exceptuando los criminales recién liberados de las cárceles y que están ahí para comer gratis o para sus marranadas, se trata de muchachos (as) que durante su corta vida han tenido todo de lo que muchos – incluyendo sus padres –  no disfrutaron y lo demás fue logrado a base del  trabajo y esfuerzo de éstos. CNN, NBC, CBS y similares son, eventualmente, reflejos de Al-Jazeera y sus seguidores.¿Qué tienen en común?

Entre otras cosas el ataque sistemático a lo israelí y a lo judío.  Quiero hacer notar que Beck, O’Reilly , Fox , Murdoch y similares  no son “santos de mi devoción”, pero reconozco que hay que escuchar a las partes siempre. El equilibrio, Salomón, el equilibrio…En la misma clasificación, pero en otro hemisferio, encontramos al inefable Ha’aretz.

Leer los encabezados de este diario israelí nos lleva al terreno de la intolerancia, la tergiversación de los hechos, la interpretación lateral de los acontecimientos, el ataque a los religiosos, a los nuevos “jalutzim” de Yehuda y Shomron, la minimización de lo logrado por un puñado de judíos, al grado que nos hace pensar que lo que a este periódico – a sus  editores y corresponsales – les agradaría sobremanera sería ver a Israel hundido o, cuando menos,  en manos diferentes, que si fueran árabes sería mejor.

¿Cómo explicar que ese hebdomadario se refiera a Yehuda y Shomron como “territorios ocupados”? ¿Qué se puede comentar si el cien por ciento de sus artículos van encaminados a atacar a actual  – exitoso – gobierno israelí?

Los medios – como lo dice con el sustantivo – manejan la información a su propio modo. La manipulación, la interpretación y la simulación son los mejores recursos para dar y quitar. Basta con sobreponer un artículo y otro para darse cuenta de que lo que escriben es enteramente lo mismo. Mas existe otro ángulo de juicio: las cartas de sus lectores. Improperios, injurias, calumnias y todos los niveles de antisemitismo y antizionismo de franceses, suecos, y, sorprendentemente, israelíes. Es normal que mi primera reacción sea preguntarles por qué no se meten con los asuntos de sus países  y por qué no se marchan y emigran de Israel, respectivamente. 

Un buen amigo, de esos que no cambian opinión por amistad, me tacha de extremista por reaccionar ante “cualquier cosa”. La bajeza, la  indecencia y  la negación no son cualquier cosa.

Entre quienes ya me tienen hasta la m… son los seudo-liberales. Son como las moscas. Se encuentran por todas partes, aunque afortunadamente,  en sus tristes torres de marfil; bueno, marfil de imitación, seguramente chino.

¡Qué bien “friegan”!   Los podemos ver inclusive en las publicaciones electrónicas.Me detengo en uno de tantos “cuellos de botella” de la ciudad – ya sea “Infierlomas” o el puente 2011 –once por arriba y dos mil por abajo- y recuerdo que tengo cuatro hijos, cada uno con su propia opinión, y ¿qué creen ustedes?Dos de ellos son liberales – a su modo, claro está.   Bueno, pienso, eso es el mundo, con sus molestias.