EL PAÍS

Julián Schvindlerman consideró que el mayor peligro para las comunidades judías en América Latina es “la presencia del Islam radical” en la región y manifestó su preocupación por la cercanía que el gobierno uruguayo manifiesta con el régimen iraní.

Schvindlerman, analista político argentino, especialista en temas de Oriente Medio y relaciones judeo cristianas, dictó la charla “Los desafíos y amenazas que enfrentan las comunidades judías en América Latina”, en la Conferencia Mundial de B`nai B`rith Internacional, que se realiza desde el sábado en Montevideo.

Sostuvo que hay tres grandes áreas de “preocupación o desafío” para las comunidades judías en América Latina. Mencionó en primer lugar el antisemitismo “clásico” sumado a “la vertiente más política, a la fase más moderna de este desarrollo que es el antisionismo o antiisraelismo”. Como caso paradigmático nombró a Venezuela, que “es líder en la promoción oficial del antisemitismo”.

En segundo lugar, nombró “la creciente participación latinoamericana en asuntos de Medio Oriente de un modo adverso a los intereses de Israel”, con “una especie de pro palestinismo que se ha instalado”.

“América Latina no es una enemiga de Israel pero tampoco es una aliada”, acotó. Catalogó como “repentina” la manifestación política a favor de un Estado palestino en casi toda América Latina que, dijo, perjudica al proceso de paz.

REAL. Como tercera área mencionó “la presencia creciente del Islam radical”, fundamentalmente de Irán y de Hezbollah en América Latina, lo que consideró el área de mayor preocupación y la más peligrosa para la comunidad judía. Recordó los principales atentados contra la comunidad judía en la región, notas de prensa y expresiones de ex jerarcas, entre ellas de Roger Noriega, ex alto funcionario de la cancillería de Estados Unidos, que dan muestra de este fenómeno.

“No estamos hablando de una amenaza teórica, esto es real”, resaltó Schvindlerman.

El experto manifestó a El País su preocupación “porque Uruguay tuvo históricamente lazos excelentes con Israel, es una nación muy moderada y civilizada y hasta este momento se mantenía en una postura muy prudente y sensata”.

“Pero desde este último gobierno hubo un cambio, Luis Almagro ha tenido expresiones problemáticas, ha viajado a Irán y defendido de algún modo la idea de la relación de ese país con Uruguay”, acotó.

Sostuvo que este cambio “es extraño”, porque Uruguay fue uno de los pioneros en la lucha contra el antisemitismo y sin embargo está “entusiasmado en la relación con un negador del Holocausto como es el presidente de Irán, que abiertamente pide por la destrucción de Israel -cuya creación Uruguay apoyó en la ONU en 1947-; que promueve el terrorismo regional, está involucrado en un programa ilícito nuclear y reprime a su propia población”.

“Es sorprendente esto, un canciller de una nación democrática defendiendo la relación con un tirano que reprime a los propios ciudadanos. No logro comprender cuál es la lógica de la Cancillería uruguaya en este sentido”, reflexionó.

Schvindlerman dijo que Dilma Rousseff “corrigió el sendero que Lula empezó a tomar hacia Irán y se puso en una posición mucho más centrista”, pero “Uruguay parece estar haciendo al revés, el nuevo gobierno parece estar acercándose a Irán y sería trágico no solo para los intereses de Israel y de los judíos, sino para el propio destino uruguayo”.

Irán: “Dilma se puso en posición más centrista, pero Uruguay parece estar haciendo al revés”