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Este viernes comienza, en medio de estrictas medidas de seguridad, el proceso militar en el que se decidirá si el  joven analista del Ejército estadounidense Bradley Manning, presunto responsable de la entrega de miles de documentos de alto secreto a la página web Wikileaks, es finalmente sometido a un consejo de guerra. De momento se ignora si dará su declaración en esta sesión, que durará dos días.

Numerosas organizaciones pro-Derechos Humanos han criticado las “inhumanas” condiciones de su detención, han denunciado irregulares del proceso y lamentado finalmente el secretismo en el que transcurrirá la sesión, que tendrá lugar en la base militar de Fort Meade, estado de Maryland.

Manning, de 23 años –mañana sábado cumplirá 24, durante el segundo día de la sesión–, está acusado de 22 cargos criminales por los que podría ser sentenciado a cadena perpetua, licenciamiento con deshonor y suspensión permanente de paga. La acusación más grave es la de “ayudar al enemigo”, un delito castigado con la pena de muerte. La Fiscalía militar, no obstante, asegura que no pedirá esta sentencia. El joven soldado fue detenido en Irak en mayo de 2010 después de revelar al antiguo pirata informático Adrian Lamo su participación en la filtración, el mes anterior, de un vídeo de un ataque de un helicóptero de EEUU en Irak en 2007 donde perdieron la vida dos periodistas de Reuters.

Con Manning detenido, Wikileaks decidió divulgar otras tres filtraciones de envergadura a lo largo de los meses siguientes. Primero, con la publicación de casi un millón de documentos sobre operaciones militares en Afganistán e Irak, en los meses de julio y octubre respectivamente. En noviembre y en pleno apogeo mediático, Wikileaks divulgó cerca de 250 mil cables diplomáticos del departamento de Estado de EEUU y sus embajadas en todo el mundo. El suceso se conoció como el ‘Cablegate’ y se trata de la mayor filtración de documentos secretos de la historia. Actualmente, el fundador del portal Wikileaks, el editor australiano Julian Assange, se encuentra detenido en Reino Unido por cargos de abuso sexual. El Tribunal Supremo británico le ha autorizado este viernes la presentación de un recurso contra su extradición a Suecia.

El proceso judicial contra Manning está regulado por el artículo 32 del código penal militar, que impone una normativa incluso más restrictiva de la que son objeto los detenidos en Guantánamo: los periodistas no podrán informar en tiempo real de las evoluciones del juicio y solo podrán divulgar información una vez hayan sido escoltados fuera de la base. Solo habrá diez asientos reservados para la prensa. La mayoría de los reporteros serán llevados a una pequeña sala de prensa donde podrán seguir el procedimiento en una televisión con circuito cerrado, cuya señal será cortada cada vez que se discuta material clasificado. Estas medidas han sido objeto de protesta por la Asociación de Prensa del Pentágono, según informa la web Politico.

Varias ONG han criticado las condiciones de detención de Manning, en particular durante su primera etapa de su encierro en una celda de Quantico, en el estado de Virginia, donde según Amnistía Internacional, el soldado ha permanecido encerrado 23 horas al día en una pequeña celda, a veces desnudo, y sin que se le permita hacer ejercicio físico. “Creemos que la continua presión de la opinión pública para que el gobierno de Estados Unidos respete los derechos humanos en el caso de Bradley Manning ha contribuido a este traslado”, declaró el pasado mes de abril la directora del programa regional para América de Amnistía Internacional, Susan Lee. Una comisión interna del Ejército estadounidense reconoció incluso que las condiciones de internamiento de Manning no concuerdan con los procedimientos establecidos, según un informe militar sobre las condiciones de detención del soldado que solicitó la web Político.

Desde hace una semana se especula con la estrategia que seguirá el abogado defensor de Manning, David Coombs. El letrado insinuó a principios de mes en su blog que podría recurrir a una defensa bastante insólita, por la que Manning sería descrito como un soldado “inestable” y “peligroso”, y que por tanto sus superiores en Irak cometieron una irresponsabilidad al permitir que el soldado camine a sus anchas por la base. Expertos consultados por la CNN creen que esa estrategia está abocada al fracaso. “La defensa ‘No es culpa mía’ que propone Coombs no va a colar ante un tribunal militar. Ni siquiera es una defensa en firme”, argumentó el letrado especializado en defensa criminal Michael Waddington.

 

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