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26  de diciembre 2011- 2011 fue el año en el que la Autoridad Nacional Palestina decidió solicitarle a Naciones Unidas que se reconociera a un Estado Palestino como un miembro de pleno derecho.

Como símbolo de su deseo, la delegación llegó en septiembre con una silla de terciopelo azul,  similar a la que usan los delegados.

Su petición fue uno de los dilemas diplomáticos más espinosos del año, y aún no ha tenido resolución.

Entre tanto, ¿qué pasó con la silla?, se preguntó BBC Mundo y Ema Reverter fue a preguntar.

Cuando habló con Rabii Hantouli, un diplomático de la Misión Permanente Observadora Palestina ante las Naciones Unidas, empezó por recordar que los responsables de esta iniciativa simbólica se pasearon con el mueble por el Líbano –país que tenía la presidencia de turno del Consejo de Seguridad de la ONU en ese momento-, y por varias ciudades de Europa antes de llegar a su destino final en Nueva York, coincidiendo con la Asamblea General.

“Sé que fue entregada a la oficina de Protocolo de la ONU y a partir de ese momento no sé que pasó con la silla y sinceramente me encantaría saberlo”, agregó.

El responsable de la oficina de protocolo de las Naciones Unidas, Desmond Parker, le confirmó a BBC Mundo que la silla elaborada por artesanos palestinos estuvo hasta octubre en su despacho.

El plan era entregarla en un acto privado al equipo de la ONU responsable de gestionar los regalos de estados y organizaciones.

“Lamentablemente, el regalo no podrá ser exhibido en el centro de visitantes porque en estos momentos la sede está en obras. Tenemos un centro de visitantes provisional en un edificio anexo y los regalos permanecerán en un almacén hasta que terminen las obras”, matizó.

¿Cuando?

Una fuente de la ONU explicó que no se dispone de una fecha exacta de conclusión de las obras pero que todo parece indicar que los funcionarios empezarán a regresar a sus antiguos puestos de trabajo a mediados de 2013 y que el centro de visitantes remodelado no estará listo hasta 2014.

Con este margen, la ONU no tiene que preocuparse por ahora por el posible malestar que podría generar el hecho de exponer la silla en su centro de visitantes, especialmente entre los enviados de Israel.

Pero los diplomáticos palestinos no sólo se preguntan sobre el destino de la silla, sino que siguen esperando una respuesta a su solicitud de ser Estado de pleno derecho, tramitada hace tres meses –una aspiración que, si se lograra, les daría un asiento en la Asamblea General-.

Al igual que la entrega de la silla, la petición palestina tiene un fuerte componente simbólico pero pocas posibilidades reales a corto plazo. Pasar del estatus de observador que tiene en la actualidad la Autoridad Nacional Palestina, con derecho a voz pero no a voto, a Estado de pleno derecho no ha sido ni será fácil.

Falta ver qué verá la luz antes: un veredicto sobre la petición o la ajetreada y almacenada silla de terciopelo.