JOSÉ KAMINER

El sol se guarda en el horizonte cambiante.
Las nubes se tornan áureas y rojizas.
La noche llega a la gran metrópoli.
El transito se congestiona en las avenidas.
Luces de marquesinas parpadean y destellan.
Los semáforos cambian rítmicamente en tricolor.
El ruido de cláxones anuncia el caos y el desconcierto.
Los crepúsculos galopan en el cielo cambiante.
La obscuridad se viste de gala y finura.
Las estrellas  adornan flamantes y refulgentes.
En una bóveda celeste vestida mágicamente.

El éxito de la “Rapsodia en Blue”, mal traducida como “Rapsodia en Azul”, no se refiere al color sino a un género musical derivado del jazz (la palabra “blue” se refiere tanto al estilo musical blues, como canción de este típico género musical americano) como al estado de ánimo blue que significa en inglés “triste, melancólico), fue un éxito y rápidamente se interpretó en América y Europa, convirtiéndose en indispensable en el repertorio de las orquestas sinfónicas. Esta obra influyó notablemente en compositores europeos y estadounidenses, que comenzaron a utilizar en sus obras melodías del jazz.

La Rhapsody in Blue es una composición musical creada por George Gershwin para piano y una banda de jazz, escrita en 1924 en la que se combinan elementos de música clásica con efectos de influencia  del jazz. La obra fue estrenada el 12 de febrero de 1924 en el Aeolian Hall de Nueva York, en un concierto titulado “Un experimento en música moderna”, An Experiment in Modern Music, dirigido por Paul Whiteman y su banda, con el mismo Gershwin al piano. En esta rapsodia la palabra “blue” se refiere tanto al estilo musical blues (como canción de este típico género musical americano) como al estado de ánimo blue que significa en inglés “triste, melancólico”. La versión para piano y orquesta sinfónica que fue arreglada por Ferde Grofé en 1946, se ha convertido en una de las obras más populares de la música clásica americana.

George Jacob Gershwin compositor estadounidense que en sus musicales y canciones se encuentran obras destacadas del género. Nació en Brooklyn, Nueva York, el 26 de septiembre de 1898. Estudió con los compositores estadounidenses Rubin Goldmark, Henry Cowell y Wallingford Riegger, y con el compositor y teórico ruso Joseph Schillinger.

Hijo de una familia de inmigrantes rusos de origen judío, su talento para la música se despertó  a su temprana edad, mediante un voluntarioso aprendizaje autodidáctico, aprendió a tocar el piano de oído. Ante su entusiasmo, su padre decidió hacerle estudiar en serio con un profesor, Charles Hambitzer, quien le descubrió el mundo sonoro de compositores como Liszt, Chopin o Debussy.  El deseo de triunfar como compositor en las salas de concierto, aunque latente entonces, no tomaría forma hasta años más tarde.

Así, en el año de 1914 abandonó sus estudios para trabajar en unos almacenes de música. Pronto se animó él mismo a componer sus primeras canciones, algunas de las cuales consiguieron cierta popularidad y, sobre todo, le valieron la oportunidad de escribir su primer musical para Broadway, La, la, Lucille. Su inmediato éxito fue el verdadero comienzo de su carrera como compositor, a éste siguieron otros títulos como Lady Be Good, Oh Kay!, Funny Face, Girl Crazy y Of Thee I Sing, que contribuyeron a basar su fama. Para sus composiciones tomó elementos del jazz y de la música popular judía y del repertorio romántico europeo.

Al principio su obra era polémica por su manera de original se sintetizaban algunos elementos del jazz, como la síncopa, con otros de procedencia clásica. La causa era la mezcla de estilos «serio» y «ligero» que constituyeron su esencia, pero en poco tiempo  Gershwin consiguió un puesto en el repertorio de los mejores solistas y las más destacadas orquestas.

El director Paul Whiteman había escuchado a George Gershwin y lo invitó a componer una pieza sinfónica de jazz, para tocarla junto con otros estrenos de compositores modernos en un concierto que daría próximamente con su orquesta.

A George se le olvidó por completo el encargo, hasta que una mañana apareció en un anuncio del periódico la noticia de un concierto de jazz a cargo de Paul Whiteman y su orquesta, destacando que la obra central del programa sería una composición sinfónica escrita por George Gershwin, quien lo supo cuando leía esa mañana las noticias.

No pudiendo eludir el compromiso, George creó en tres semanas su “Rhapsody en Blue” empujado por ese gran maestro que sabía lo que tenía entre manos; ambos estaban contribuyendo al encumbramiento definitivo del jazz. Esta Rapsodia, que fue orquestada por Ferde Grofe, el arreglista de Whiteman, se estrenó el 12 de febrero de 1924, señalando un momento importantísimo en la historia de los Estados Unidos de América, el del nacimiento de su propia música sinfónica, creada con elementos autóctonos, como los blues, los espirituales negros y el jazz, que George Gershwin tradujo en ritmos y notas que son ellos mismos, pero con otro ropaje, “de etiqueta”, por así decirlo.