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Tras años detrás de barrotes y tres meses después de haber sido liberados en el canje de prisioneros entre Hamás e Israel, medio centenar de palestinos contrajeron matrimonio en Gaza en una boda masiva apadrinada por el movimiento islamista Hamás.

La macroceremonia, que marca el comienzo de una nueva vida para la mayor parte de los expresos, se celebró en la más estricta tradición islámica y contó como invitado de excepción con el jefe del gobierno palestino en Gaza, Ismail Haniye.

Como en las bodas occidentales, los novios vestían de negro y sus futuras esposas llegaron al lugar en coches adornados con flores y ataviadas con vestidos blancos, pero ahí se acababan todas las similitudes: hombres y mujeres estuvieron separados durante la celebración y de los altavoces solo salía música islámica.

«He venido a felicitar a los héroes liberados y a compartir con ellos este momento de felicidad y alegría en unos matrimonios que se celebran en libertad», dijo Haniye a la multitud. El dirigente islamista recordó que para su gobierno «la cuestión de los prisioneros en las cárceles de la ocupación israelí es muy importante y hará todos los esfuerzos posibles para garantizar su liberación».
Prisioneros por el soldado Shalit

El pasado mes de octubre y tras años de negociaciones infructuosas Hamás cerró un pacto con Israel, con ayuda de la mediación egipcia, por el que devolvía al cabo Guilad Shalit, capturado en las inmediaciones de Gaza en junio de 2006, a cambio de la puesta en libertad de 1.027 presos palestinos.

El canje supuso un triunfo para Hamás, a pesar de que no logró que Israel accediese a soltar a algunos de los más importantes dirigentes palestinos presos, como el carismático Marwan Barguti, líder de Al Fatah en el que muchos ven al sustituto del presidente palestino,Mahmud Abás, o al líder del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) Ahmed Saadat.

Además, en contra de los deseos de Hamás, el pacto obligaba a que más de un centenar de presos originarios de Cisjordania fueran desterrados a Gaza, donde no tienen familiares y donde los residentes de Cisjordania no pueden acceder debido al bloqueo impuesto por Israel y apoyado por Egipto desde 2007.
Solo algunos cisjordanos y palestinos de Jerusalén Este han podido acceder a Gaza -a través de la península del Sinaí- para ver a sus hijos o hermanos desde que el 18 de octubre salieron de prisión. Su llegada a la franja palestina fue celebrada por todo lo alto y, desde que pusieron un pie en su territorio, los islamistas se comprometieron a hacerse cargo de su bienestar.

Hamás dio a cada uno una cantidad de dinero, les garantizó un trabajo y, ahora, les ha facilitado a través de sus organizaciones asistenciales el proceso de encontrar esposa, con el fin de ayudarles a rehacer su vida lo antes posible.

Después de la macroliberación, aún quedan en las cárceles israelíes alrededor de 5.000 palestinos, a los que Israel considera terroristas o prisioneros de seguridad, en tanto que los palestinos los tildan de presos políticos y líderes de la resistencia contra la ocupación.