Vídeo de Enrique Rivera

ENRIQUE DE JESÚS ANAYA GONZÁLEZ*

27 de Enero de 2012- En la Ciudad de México eran casi las diez de la mañana del 27 de Enero, Día Mundial de Conmemoración de las Víctimas del Holocausto. Enfrente del afamado Ángel de la Independencia, un sencillo grupo de cristianos, amigos de Israel, preparábamos nuestras banderas de México e Israel para recordar la pérdida de las vida, de los sueños, de las familias, de la dignidad de seis millones de judíos asesinados por la barbarie nazi durante la Segunda Guerra Mundial.

Asimismo, arreglábamos nuestra gran manta que expresaba nuestro anhelo: “DESDE EL CORAZÓN DE MÉXICO RECORDAMOS A LAS VÍCTIMAS DEL HOLOCAUSTO Y BENDECIMOS A ISRAEL Gn.12:3”. En muchas partes del mundo, ese preciso día se hacía eco al llamado de la Asamblea General de las Naciones Unidas para que los Estados Miembros desarrollaran actividades a efecto de sensibilizar a toda la humanidad y prevenir esta clase de miserias.

Pero para el Gobierno de la Ciudad de México parece que esta convocatoria de la ONU no era importante y tampoco la memoria de las Víctimas del Holocausto, ya que justo al querer instalarnos con nuestra manta en la pequeña explanada que esta en la glorieta del monumento del “Ángel de la Independencia” los policías nos impidieron el paso.

Un representante del gobierno citadino, vestido de civil y con radio en la mano reportaba a “su superior” que “un X 2 quería a fuerzas instalarse abajo del Ángel” y le leía el texto de la manta.

En ese momento, pude llevar a mi pequeño hijo David y a un jovencito de nombre César con sus bancos de plástico y sus banderas al pie del Ángel, pero los policías no permitieron subirse a los escalones. Regresé por mi amigo Cesar para llevarnos la manta al Ángel e irnos con los otros participantes, pero la policía lo impidió.

Algunos participantes de la tercera edad al ver la cerrada postura del gobierno prefirieron desistir de acompañarnos. Al solicitar al representante del gobierno del D.F. el fundamento jurídico por el cual nos impedían el paso solo menciono que “El Ángel es un monumento histórico” y le repliqué que eso no era un fundamento de derecho. Dijo: “Lo sé, pero sólo sigo instrucciones; sin embargo, te ofrezco que estés unos minutos, te tomes la foto y ya”, en ese momento solo le expresé indignado que no entendía el porqué le daban ese tipo de instrucciones y si no entendían que no era un asunto político y que no íbamos a dañar nada.

¿Cómo es posible que el Gobierno permita hacer manifestaciones de gente que se desnuda y marcha sobre la avenida Reforma y a nosotros nos impiden nuestra conmemoración? Por ello, decidimos solo hacer labor de “semáforo informativo”, es decir que, enfrente del “Ángel de la Independencia” sólo estábamos con nuestra manta lo que nos permitía el semáforo, un poco menos de 50 segundos, y nos regresábamos a la banqueta. En ese tiempo algunos conductores nos expresaban su apoyo y otros (menos numerosos) su rechazo. Mientras tanto, yo veía a mi pequeño David enfrente ondeando la bandera, apoyando a Israel.

*Abogado cristiano, Relaciones Públicas del Patronato Amigos de Israel.