AGENCIA JUDÍA DE NOTICIAS

Se informó a mediados de enero que el editor británico Peter McGee publicaría en Gran Bretaña el 26 de enero un folleto en alemán de 26 páginas con extractos de “Mein Kampf” (Mi Lucha), el libro que escribiera Adolf Hitler mientras estuvo detenido en el año 1924, luego del frustrado Putch de Munich, en donde plantea abiertamente la superioridad de la raza aria, su ideología antisemita y que haría con los judíos cuando acceda al poder.

El del 26 de enero sería el primero de una serie de suplementos con extractos de “Mein Kampf” a publicarse en la revista “Zeitungszeugen” de la editorial Albertas Limited, con sede en Londres, de la cual Peter MacGee es director.

El estado de Baviera (Alemania), que posee los derechos de autor de “Mein Kampf”, dijo que consideraría la posibilidad de ir a los tribunales para bloquear la publicación. También se informó que la tirada del primer suplemento sería de 100.000 ejemplares, y que el texto de Hitler estaría acompañado por un comentario crítico escrito por historiadores.

McGee explicó: “Es un tema delicado en Alemania, pero lo sorprendente es que la mayoría de los alemanes no tienen acceso a ‘Mein Kampf’ (…) Queremos que el ‘Mein Kampf’ sea accesible para la gente, que lo que es, y luego lo pueda descartar”.

Uno de los autores de las notas que acompañan la edición, Horst Poettker, dijo: “”Creo que tenemos un enfoque muy tímido en relación con el libro en Alemania. Una persona puede acceder a él en todo el mundo, incluso hay una traducción al hebreo en Israel”.

Por su parte Elan Steinberg, vicepresidente de la Congregación Americana de Supervivientes del Holocausto y sus Descendientes, opinó: “Los sobrevivientes del Holocausto están en estado de shock por la falta de sensibilidad y sentido puramente comercial que motiva la edición del libro lleno de odio que marcó el régimen de terror nazi”.

Dieter Graumann, presidente Consejo Central de la comunidad judía de Alemania, consideró: “Francamente preferiría que se evitara la publicación de este texto lleno de odio, saturado de antisemitismo hasta la médula”. Sin embargo admitió que la versión comentada en forma crítica es preferible a la lectura del texto en Internet.
“Mein Kampf” no está formalmente prohibido en Alemania, pero desde el final de la Segunda Guerra Mundial, Baviera – que posee los derechos de autor de las obras hasta el año 2015, 70 años después de la muerte de Hitler – nunca permitió las reediciones.

En Buenos Aires, según publica AJN, se refirió a este tema Sergio Widder, director para América Latina del Centro Simon Wiesenthal, quien explicó que la posibilidad de publicación de este tipo de materiales es “más difusa”, afirmando: “En países que sufrieron el nazismo, la circulación de esa bibliografía está más restringida. En el caso de Estados Unidos, por ejemplo, uno puede utilizar un servidor localizado en ese país para publicar contenidos que en otros países podrían estar limitados por leyes antidiscriminatorias. Por eso muchos grupos neo nazis latinoamericanos, incluyendo argentinos, utilizan esos servicios en los Estados Unidos. De este modo pueden publicar lo que quieran, ya que nadie le va a decir nada”,

La Audiencia de Múnich bloqueó el 24 de enero, en un procedimiento de urgencia, el lanzamiento del “Mein Kampf” (Mi lucha) de Adolf Hitler en edición comentada y en formato de cuadernillo, ante la presentación judicial efectuada por el Ministerio de Finanzas de Baviera, debido a que la publicación vulnera las leyes de propiedad intelectual del libro.

Luego de esto Peer McGee dijo que a partir de 2015, cuando expiren los derechos de autor del libro, espera poder publicar “Mein Kampf” en su integridad, en una edición preparada por reputados historiadores alemanes, como Hans Mommsen y Sönke Neitzel. Además agregó: “Para mí, como británico, como alguien de afuera de Alemania, es absolutamente obvio que este libro sigue teniendo un tremendo poder de atracción en Alemania. Y el único motivo para ello es que no se puede adquirir en ese país, que nadie lo ha leído y que por este tabú despierta tanta fascinación”.

El 26 de enero un medio americano publicó la carta de un sobreviviente de la Shoá, Josef Weiss, que pondera un artículo de la periodista Gina Montaner, y afirma: “Yo, como sobreviviente de estos horrores, creo que es imprudente y contraproducente reeditar esa basura, ya que siempre hay gente, culta o menos culta, que acepta ideas para tener un chivo expiatorio que justifique sus fracasos, sus incapacidades, sus miserias, espirituales y materiales”.

Michael Birnbaum escribió el 27 de enero en el Washington Post: “Berlín – la ciudad que era el centro del imperio de Adolf Hitler – está llena de recuerdos del pasado nazi (…) Lo que no tiene, ni lo ha hecho desde 1945, son copias de la autobiografía y manifiesto político de Hitler, “Mein Kampf”, en sus librerías.

El último intento de publicar extractos fracasó esta semana después de que el gobierno bávaro lo impugnara ante el tribunal, aunque una copia expurgada apareció en los quioscos de periódicos de todo el país. Pero en Alemania – donde se mantiene un control estricto sobre los escritos de Hitler – las actitudes hacia su libro están cambiando poco a poco, y menos personas están objetando que no este disponible”. También informó que miembros del gobierno de Baviera están preocupados, pues consideran que luego del 2015 los neo nazis publicaran su propia versión de Mein Kampf.

Peter McGee aceptó la decisión del tribunal de Munich, pues no pone en riesgo seguir publicando Zeitungszeugen

Esta revista reproduce facsímiles de publicaciones salidas a la venta desde la asunción de Hitler al poder en 1933 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, incluyendo publicaciones de la resistencia dentro y fuera de Alemania así como propaganda de los nazis, con comentarios críticos escritos por historiadores, como ser el periódico Der Angriff con escrito de Goebbels y el diario oficial del nazismo nazi Völkischer Beobachter.

Zeitungszeugen comenzó a editarse en enero del 2009 con tiradas que superan los 100.000 ejemplares. De acuerdo a notas publicadas entre enero y marzo de ese año por The Local Germany’s News en inglés, éstas también fueron objetadas por el gobierno de Baviera, pero en ese caso la justicia del estado permitió su edición.