IRVING GATELL
EN EXCLUSIVA PARA ENLACE JUDÍO

Uno no sabe hasta dónde lo va a llevar una simple pregunta. O un magno festejo.

La feliz coyuntura se dio en medio de la preparación del evento para celebrar el 50 Aniversario de la Comunidad Bet-El de México, y todo empezó cuando me enteré que uno de los refuerzos del Coro -el maestro Izkrah Pinto- está a cargo de la oficina de enlace artístico de la Orquesta Sinfónica Nacional.

Me acordé de Karl Bellinghausen, un destacado musicólogo, que fue mi maestro en el Conservatorio (duele decirlo, pero eso fue hace 25 años), y que hace unos diez años estaba a cargo de las charlas didácticas previas a los conciertos de la susodicha orquesta. Así que, por pura curiosidad, quise saber si seguía con eso, o si el puesto se le había quedado al maestro José Alfredo Páramo, destacado y versadísimo melómano, además de toda una institución en el periodismo nacional. Mi sofisticado objetivo era apenas mandar saludos. A uno u otro.

Pero me topé con otra situación: resulta que nadie estaba a cargo de dichas charlas, y que incluso la gerencia de la Sinfónica Nacional andaba intentando coordinarse con José Arturo Brennan -otra de las figuras más destacadas en este medio- para ver si aceptaba el trabajo. Pero sucedió lo predecible: aparte de que la agenda de Brennan suele estar saturada, ya tiene el mismo compromiso con la Filarmónica de la UNAM, y resulta que los horarios de los conciertos para los domingos son exactamente los mismos. Así que hubo que descartarlo.

Izkrah me sugirió entonces que, si me interesaba, entrara en contacto con Claudia Hinojosa, gerente de la Orquesta Sinfónica Nacional. Coordiné una cita con ella, y nos sentamos una mañana en la oficina de la calle de Regina (en el antiguo Teatro Regina, hoy sede de ensayos de la Sinfónica Nacional y otras agrupaciones del INBA). De ese modo, empezamos a darle forma a un proyecto de difusión cultural que ahora está en plena fase de arranque, y esperamos que logre consolidarse.

Se trata de charlas didácticas previas a los conciertos de cada domingo. El tema es simple: los autores y las obras que se van a ejecutar en el concierto. Pero el enfoque es en lo que queremos innovar: más que dar una mera monografía con datos biográficos del autor, o técnicos respecto a las obras, se trata de ofrecerle al público pistas concretas para que disfruten mejor el concierto.

Hay varios modos de lograrlo: charlar sobre el carácter del compositor en cuestión, explicar el contexto histórico, político y social del momento en el que se hizo la composición, y -acaso la más efectiva- comparar las obras que se van a escuchar. Es un hecho que un concepto se entiende mejor cuando, a la par, quien estudia también entra en contacto con el concepto antagónico (justamente, ese es el gran éxito y mérito didáctico del Talmud).

No es algo en lo que tengamos que inventar la rueda. Durante los últimos 14 años, he aplicado esa estrategia en las charlas previas a los conciertos de la Orquesta del Nuevo Mundo (una orquesta que funciona con patrocinios privados), y me consta que el resultado es efectivo: durante los últimos 10 años, nunca he iniciado una charla con menos de 100 personas como público, y hubo ocasiones en que llegué a tener más de 500 oyentes.

Naturalmente, es diferente el medio privado al estatal. Pero para eso son los proyectos: para experimentar y perfeccionar.

Por el momento, ya pasamos las primeras tres semanas para tantear el asunto, y el resultado fue bueno. Me hice cargo de las primeras dos charlas, y eso empezó a llamar la atención. Luego, la tercera charla estuvo a cargo del Director Artístico de la Orquesta Sinfónica Nacional, el maestro Carlos Miguel Prieto. Eso le dio un plus al asunto, y generó que más gente se interesara. Gracias a ello, este domingo 26 de febrero tuvimos ya una asistencia bastante satisfactoria -unas 40 personas-, con visos a que se convierta en algo regular y en continua expansión.

Se trata, ante todo, de pasarla bien mientras platicamos de qué trata el concierto y a qué detalles hay que poner atención para disfrutarlo mejor. El ambiente que se genera es ameno y cordial, y después de una charla de unos 30 minutos de duración, hay una sesión de preguntas y respuestas que siempre complementa y redondea los temas analizados.

Así que, apreciable lector, si le gusta la buena música, no deje de asistir a los conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional. Tenemos buenos programas este año, y el Palacio de Bellas Artes siempre será un hermoso escenario para este tipo de eventos. La orquesta es de primer nivel, el trabajo del maestro Carlos Miguel Prieto es excelente, y los solistas invitados son músicos destacados que siempre dejan un grato sabor de boca en los espectadores.

Y, si quiere disfrutar mejor del concierto, no olvide llegar a las 11 de la mañana a la Sala Adamo Boari, ubicada en un pequeño sótano al que se accesa por una escalera que se localiza junto a la librería que se encuentra en la planta baja, justo debajo de la Sala Manuel M. Ponce (en las ocasiones en que se tengan otros eventos en esa Sala, las charlas se llevarán a cabo en el último piso del Palacio de Bellas Artes, en la zona de los murales).

De ese modo, podrá ser parte de un interesante proyecto con el cual pretendemos explorar esa otra faceta que casi siempre olvidamos de la cultura musical: la diversión.

Porque oír buena música siempre será un placer, pero también un buen pretexto para pasarla doblemente bien: mientras charlamos, y luego el concierto.

Allí los espero.