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La ciudad tres veces santa, amaneció el pasado 02 de marzo cubierta por el manto blanco de una nevada, algo que no ocurría desde hace cuatro años.

Tres centímetros de nieve cubrieron los tejados y calles de Jerusalén, donde la Alcaldía tuvo que sacar a los vehículos municipales para que limpiaran las calzadas antes de que, a la caída del sol esa tarde, comienzara la jornada sagrada del Sabath, en la que los judíos creyentes no pueden realizar trabajos y la mayoría de los servicios públicos israelíes no funcionan.

En algunas partes de Israel, como en la ciudad de Safed, y en el territorio sirio ocupado de los Altos del Golán los colegios cancelaron las clases a causa de la nevada, informó el diario israelí Haaretz.

En Safed, las autoridades locales pidieron a la población que no conduciera y se suspendió también el transporte público.

Según los meteorólogos, se registró el día más frío del año en Jerusalén, donde la lluvia constante y fuertes vientos durante las últimas 48 horas siguientes llenaron las calles de paraguas destrozados y arruinando los planes de cientos de turistas que pretendían visitar los lugares más significativos de las tres religiones monoteístas.

El mal tiempo llegó afectar al tráfico aéreo en el aeropuerto de Ben Gurión, donde un avión de la compañía holandesa KLM no pudo aterrizar y tuvo que hacerlo en la cercana isla de Chipre.

Pese a las incomodidades que produjo, el manto blanco que cubrió la vieja ciudadela amurallada y los copos de nieve al caer sobre la cúpula dorada de la Roca regalaron a los habitantes de Jerusalén estampas de gran belleza.