GUIDO MAISULS

En mi no tan lejana infancia, me contaba mi abuelo (que le había dicho su padre) que un tal Amalek siempre está presente en cada generación para destruirnos y que en Purim es permitido beber hasta llegar a un estado de conciencia tal, donde no sepamos distinguir entre Mordejai y Hamán.

Pero, ¿Quién es ese Hamán? ¿Quién es ese Amalek? ¿Quién es ese tal Ahmadineyad? ¿Dónde se encuentra hoy en día ese pueblo de Mordejai? ¿Y ese Estado de Israel?

Hoy, ya casi instalado en mi adulta edad y sin tomar una sola gota de cerveza light desde hace tiempo, tengo una curiosa tendencia a confundir en mi mente a Hamán, Amalek y Ahmadineyad. No así a ese pueblo de Mordejai y al Estado de Israel. ¿Sueños? ¿Fantasías? ¿Realidades?

¿Quién es ese Hamán?

En la Persia imperial de Ajashverosh, hace más de 2.500 años, se echó la suerte para determinar el día en que se exterminaría a todos los judíos del reino, dispersos en sus 127 países. “Un pueblo disgregado y disperso en el mundo, que la ley del rey no cumple…” fueron mas o menos las palabras del intolerante de turno.

El Rey Ajashverosh nombró a uno de sus ministros, de nombre Hamán, como el más importante de los ministros. Un día convenció Hamán a Ajashverosh de exterminar a todo el pueblo de Mordejai, el pueblo judío. Haman pensó hacerlo el 13 de Adar con el permiso del rey y sucedió lo contrario.

“Pues Hamán, proyectó contra los judíos destruirlos, y echó un pur, esto es, el sorteo – para consumirlos y destruirlos… Por eso, ellos llamaron a estos días “Purím”, por el pur…”
– Libro de Ester 9:24-26

¿Quién es ese Amalek?

Amalek siempre representó el odio profundo y arraigado, el odio gratuito e irracional, el odio sin motivos específicos y prácticos, el odio que renuncia a beneficios a cambio, el odio por el odio mismo, el odio hasta el fin, el odio absoluto.

¿Quién es ese tal Ahmadineyad?

En la actual República de Irán, están desarrollando vertiginosamente un arsenal nuclear para borrar a Israel del mapa, “para hacer desaparecer para siempre a esa entidad sionista que no tiene razón de ser”, según su Presidente Mahmud Ahmadineyad.

Una receta muy antigua para destruir a los judíos del ayer y que hoy se divulga de nuevo en el Irán actual, a la que no le afecta ningún conflicto real con Israel pero que viene heredando ese odio milenario y sin razón.

¿Dónde se encuentra hoy en día ese pueblo de Mordejai?

Hoy es más necesario que nunca, asumirnos como judíos concientes y orgullosos de nuestra condición y conducirnos de acuerdo a nuestros valores y a nuestra cultura y así trasmitírselos a nuestros descendientes.

Es vital continuar aportando como simples seres humanos a esta necesitada humanidad de nuestras mejores energías, ideales, talentos y creatividad y unirnos sin tapujos y excusas a todas las causas justas y a todas las personas de buena voluntad.

¿Y ese Estado de Israel?

El actual régimen iraní avanza inexorable e irreversiblemente hacia su preciada y letal bomba nuclear, una atroz amenaza para nuestro pueblo y para la humanidad toda.

El Israel actual no puede ser derrotado y aniquilado porque esto significaría lisa y llanamente perder definitivamente el derecho a la existencia de un Estado Judío y Democrático, que sería irrecuperable no solo para nosotros sino para la causa de una humanidad más digna y humana.

Para que todas las fuerzas ¨progresistas¨ del planeta salgan a manifestarse en repudio a este proyecto criminal.

Para concientizar a todos aquellos que consideran a Israel y a su pueblo como culpables de vivir y realizarse en su propia tierra.

Para que todas las universidades y centros intelectuales del orbe decreten un gran boicot académico a estas fuerzas genocidas.

Para que todo el Mundo sepa y para que nadie lo ignore quienes son los enemigos de Israel y de la humanidad.

¿Estos habrán echado un “pur” suerte?

¿Tendrán una fecha precisa para llevar a cabo sus siniestros propósitos?

¿Correrán la misma suerte que Hamán?

El pensamiento perverso de Hamán lo llevó a su propia destrucción: en ese mismo día los judíos pelearon contra sus enemigos, en esas circunstancias, el pueblo entero aunó esfuerzos, apartó la desgracia y se sobrepuso al enemigo que pretendía “lehashmid, laharog ul-abed” (“exterminar, quitar la vida y llevar a la perdición”).

Yo tengo la absoluta certeza que Israel hoy, aunará esfuerzos, apartará la desgracia y se sobrepondrá a Hamán, a Amalek y a ese tal Ahmadineyad que pretenden “lehashmid, laharog ul-abed” (“exterminar, quitar la vida y llevar a la perdición”).