EBRAHIM MEHTARI*/ NY DAILY NEWS/TRADUCCIÓN MAY SAMRA

La cuarta Cumbre de Ginebra para los Derechos Humanos y la Democracia se llevará a cabo el 13 de marzo de 2012 en el Centro Internacional de Conferencias (CICG) en Ginebra, Suiza. El encuentro está organizado por una coalición internacional de 20 organizaciones no gubernamentales de Derechos Humanos que tienen por objeto exponer a algunos de los peores violadores de los derechos humanos. No te pierdas el evento de derechos humanos del año, en vivo..

“Por atreverme a oponerme a la candidatura presidencial del 2009 de Mahmoud Ahmadinejad, en mi país natal, Irán, fui encarcelado, violado, torturado y dejado por muerto al lado de una carretera.

Mi opresión es un signo de debilidad del régimen iraní, algo que la comunidad internacional debe aprovechar mientras el Consejo de Derechos Humanos de la ONU celebra, esta semana, en Ginebra, su primer debate sobre el historial de Irán.

Para compartir mi historia con el mundo – y para instar a las naciones a buscar todas las herramientas posibles para detener a un régimen que está devorando a sus hijos e hijas – voy a testificar el martes en una cumbre de víctimas que tienen lugar cerca de la sesión de la ONU.

La decisión que tomarán los Estados miembros será la posibilidad de renovar el mandato de un investigador especial acerca del empeoramiento de la situación de los derechos humanos en Irán.

Lamentablemente, el máximo órgano de derechos humanos del mundo se hizo de la vista gorda ante los graves abusos del régimen fundamentalista durante el período crucial de la represión de 2009. Finalmente, tomó medidas en marzo pasado. Colocó a Irán en su lista de vigilancia por primera vez; además, el Consejo creó el cargo de monitor independiente. Ahmed Shaheed, ex canciller de las Maldivas,ocupa este cargo, nombrado por un plazo de un año.

Lamentablemente, sin embargo, el mensaje del año pasado a Teherán fue mitigado por el hecho de que sólo 22 de los 47 estados miembros votaron a favor del mandato (con siete en contra, 14 abstenciones y ausencia de tres. Un país, Libia, no pudo votar porque sus miembros fueron suspendidos. Apenas un zumbido de aprobación.

Esta semana, por primera vez, Shaheed presentará su informe ante el Consejo. Los Estados miembros deben asegurarse de que no sea la última vez, al renovar su mandato – y esta vez por una amplia mayoría que resonará en todo el mundo.

La exposición de los abusos de Irán ante los ojos del mundo recuerda al régimen irani que no engaña a nadie con sus mentiras y la prédica hipócrita de que practica la moralidad y la justicia.

Es difícil para mí volver a contar mi historia. Pero al menos que la comparta – y si las personas buenas escuchan y toman acción – cientos y miles de mis conciudadanos seguirán siendo arrestados, maltratados y ejecutados.

Es por eso que he decidido tomar la palabra esta semana en la Cumbre de Ginebra para los Derechos Humanos y la Democracia- patrocinada por UN Watch y otras 20 organizaciones no gubernamentales de Derechos Humanos- que reunirá a activistas reconocidos que fueron víctimas de la opresión y la privación de libertad.

En 2009, trabajé en la campaña presidencial de Mir Hossein Mousavi, el ex primer ministro reformista, con el objetivo de la reintroducción de la verdadera moralidad en el gobierno iraní. Cuando el régimen secuestró las elecciones, yo era un blogger y corría la voz acerca de las marchas de protesta.

Como resultado de ello,en agosto de ese año, los Guardia Revolucionarias Iraníes me secuestraron a punta de pistola. Fuí entregado a una prisión secreta, en algún lugar al este de Teherán,a manos de los sádicos torturadores del régimen.

Que fuí torturado está documentado. Normalmente, cuando se trata de los pacientes que son víctimas de la tortura del régimen, los hospitales iraníes se abstienen de llevar registro. En mi caso, sin embargo, la joven pareja que me encontró ensangrentado y moribundo creyó que había sido víctima de bandidos comunes.

Después del hospital, cuando se supo de que había sido encarcelado, mi informe médico desapareció. Pero me las arreglé para conservar una copia, lo cual me vuelve una de las raras víctimas de Irán con documentación de mi tortura.

Voy a distribuir copias de este escalofriante documento en la Cumbre, donde otras víctimas de todo el mundo estarán presionando al Consejo de Derechos Humanos para escuchar sus terribles historias.

Mi informe médico da testimonio de quemaduras de cigarrillos, moretones por golpes múltiples con objetos punzacortantes de metal y otros, y marcas y heridas profundas en piernas y brazos.

También confirma que sufrí lesiones consistentes con algo conocido en Irán como taaroz. Para esto, mis interrogadores utilizan un bastón de mando, pero recuerdo muy poco sobre el evento real, porque me desmayé casi de inmediato, tal era la agonía. Occidente y el Derecho Internacional describen a taaroz con otro nombre: violación.

Irán niega el uso de la violencia sexual o de la tortura en sus prisiones. Pero voy a declarar, por experiencia propia y profundamente dolorosa, que son mentiras.

Mi celda era un lugar infernal, con el suelo manchado de sangre y restos de sábanas sucias y rotas que anteriores prisioneros habían utilizado para envolver sus heridas.

Cámaras rodaban mientras mis interrogadores me pedían una confesión firmada, mientras me acusaban de actividades tales como “trabajar con las redes de Facebook.” Cuando la luz de la cámara se apagó, la tortura comenzó.

Conforme pasaban los días, la luz de la cámara fue menos presente, hasta que me derrumbé por los golpes de mis interrogadores y al parecer dejé de moverme. Creyendo que había muerto, me sacaron de la cárcel para tirarme en una zanja en las afueras de Teherán.

Poco después, huí del país, a través de Turquía. Fue allí donde, a finales de 2009, un hombre de habla persa apareció y me advirtió, susurrando, que guardara silencio sobre la violencia que sufrí. Sin embargo, he optado por hablar en diversos foros públicos.

La República Islámica de Irán ha dejado de ser tanto islámica o república. Las acciones del régimen han convertido a muchos antiguos amigos – como yo – en la oposición.

Por el bien del pueblo de Irán, insto al Consejo de Derechos Humanos, no sólo de renovar su monitoreo de los abusos de Irán, sino de hacerlo con una fuerte mayoría.

*Mehtari es un activista iraní de derechos humanos que vive en París.