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Sin bastón y con soltura, Benedicto XVI bajó las escalerillas del avión de Alitalia que lo trajo a Guanajuato este viernes a las 16:30 (hora local) en la que es la primera parada de una visita de seis días a México y Cuba.

En un perfecto español el Papa recordó a las víctimas de la guerra entre y contra el ‘narco’ que vive el país y pidió por quienes “sufren resentimientos y formas de violencia”.

En su primer viaje a la América hispana Benedicto XVI no omitió uno de los grandes temas que están sobre la mesa; la reforma política que estudia el senado mexicano en torno a la religión y que podría permitir a la iglesia acceder a la educación y tener medios de comunicación. “La dignidad del ser humano se expresa en el derecho fundamental a la libertad religiosa, en su genuino sentido y en su plena integridad” señaló en un guiño a los legisladores.

(Nota del ed. de Enlace Judío: Acerca de este tema, ver el artículo de Benjamín Laureano Luna en Enlace Judío)

El Papa alemán recordó también a los millones de emigrantes mexicanos que viven en Estados Unidos y que dejaron su tierra por falta de oportunidades. “Sé que estoy en un país orgulloso de su hospitalidad y deseoso de que nadie se sienta extraño en su tierra. Lo sé, lo sabía ya, pero ahora lo veo y lo siento muy dentro del corazón. Espero con toda mi alma que lo sientan también tantos mexicanos que viven fuera de su patria natal, pero que nunca la olvidan y desean verla crecer en la concordia y en un auténtico desarrollo integral”.

Previamente el presidente Felipe Calderón señaló que el Papa llegaba a un país que está sufriendo mucho y que vive momentos muy duros y difíciles “porque el crimen organizado exhibe su cara más violenta” señaló el mandatario. “Su visita adquiere un enorme significado en horas ácigas, en momentos en que nuestra patria atraviesas situaciones difíciles y decisivas (…) este es un pueblo que ha sufrido mucho por diversas razones y pese a ello hace enormes esfuerzos por llevar alimento a la mesa de sus casas” dijo. “Pese a todo México está de pie” insistió Calderón.

Después del ‘Cielito lindo’ de los mariachi y tras 14 horas de vuelo, el Papa se entregó a los suyos que lo esperaron durante horas bajo un calor impresionante. A lo largo de los treinta kilómetros que separan el aeropuerto de Guanajuato de la ciudad de León, donde se aloja, cientos de miles de personas llegado de todo el continente aplaudieron, gritaron y agitaron las banderas blancas y amarillas al paso del papamóvil con aire acondicionado y despresurizado en el que se desplazó. El camino estaba jalonado de carteles y comerciales dando la bienvenida, algunos tan exóticos como la gigantesca pancarta que colocó Lucas en su restaurante: “Tacos Lucas, siempre fiel”.