EL PAÍS/EUROPAPRESS

El Gobierno de Irán ha respaldado este martes el plan de paz propuesto por el enviado especial de la ONU y la Liga Árabe, Kofi Annan, para Siria, pero ha instado al resto del países a gestionar con “paciencia” el conflicto, iniciado hace más de un año.

El ministro de Exteriores iraní, Ali Akbar Salehi, ha dicho que “la cuestión siria debería ser tratada con paciencia”, ya que cualquier aproximación “precipitada” y un posible “vacío de poder” en el país “podría tener consecuencias muy perjudiciales para la región”, según declaraciones recogidas por la agencia oficial IRNA.

La mera celebración de la cumbre constituye un éxito para Irak, que no albergaba un cita similar desde hacía dos décadas.

El borrador de declaración que los Ministros de Exteriores habían consensuado afirma que los jefes de Estado y de Gobierno árabes apoyan “el legítimo deseo de libertad y democracia del pueblo sirio que desea elegir su futuro, y respaldan una transferencia pacífica del poder”. También “denuncian la violencia, los asesinatos y el derramamiento de sangre; se pronuncian a favor de una solución política a través de negociaciones nacionales, y rechazan la injerencia extranjera”.

Pero la Declaración de Bagdad no ha logrado esconder las divisiones. Arabia Saudí y Catar, las dos potencias suníes que llevan la voz cantante para tratar de aislar al régimen sirio, hubieran querido impulsar una acción más determinada que, con el pretexto de poner fin a la represión, desaloje a El Asad del poder. Su esperanza es que si la mayoría suní de Siria accede al Gobierno, ese país romperá finalmente su alianza con Irán, lo que reduciría considerablemente la esfera de influencia de la República Islámica en la región. Otros países como Argelia o el propio Irak, el único de los árabes con un Gobierno chií, se muestran mucho más prudentes ante el temor de que la salida de El Asad reactive la violencia sectaria.

“A partir de nuestra experiencia en Irak, armar a las dos partes en el conflicto llevará a una guerra regional e internacional en Siria por actores interpuestos”, ha advertido el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki. En su opinión, eso solo prepararía “el camino para una intervención armada extranjera que atentaría contra la soberanía de un país árabe hermano”.