LA VERDAD.ES

Ahora vienen los golpes de pecho y las condenas unánimes de la opinosfera global contra el antisemitismo creciente.
Ahora.

Porque mientras que nada sucede, bien que se es prolijo y activista a la hora de deconstruir el hecho histórico de la Shoah como si todo fuera una exageración victimista con meros fines geopolíticos; porque nunca faltan las aproximaciones maniqueas y furibundas al conflicto palestino-israelí; porque nada hay tan intelectualmente fashion como darle leña al mono judío, en una suerte de ‘racismo trendy’ que la (pseudo)intelectualidad europea aplaude con desatado entusiasmo.

Y todavía hay quienes se preguntan con esa cara de disimulo perverso: ¿de dónde ha surgido este antisemitismo tan feroz? Cuando, día tras día, no han dejado de inocularlo a presión en las venas de las sociedad occidental, enfermando su sangre con disparates consentidos por la opinión pública y los medios de comunicación.

(P.d.: para los ensayistas y teóricos de lugares comunes, bien valdrá aclarar que la denuncia sin fisuras de la demagogia antisemita europea no supone un posicionamiento contra ninguna cultura, religión o país en concreto. Hay aspectos del mundo árabe y judío que me fascinan por igual, y a los que no voy a renunciar porque la ortodoxia neogilipollas mande alinearse en uno u otro bando. Las purezas de sangre siempre me han asqueado).