ESTHER ZYCHLINSKI Y ZVI ZIMAN

A diferencia de la actualidad, antes los teatros estaban en las afueras o en los barrios o arrabales, incluyendo el famoso Teatro del Globo que se incendió y fue reconstruido, donde Shakespeare presentó sus obras y donde La Compañía Nacional de Teatro se presentará este mismo año en Londres durante los Juegos Olímpicos.

La Historia de Enrique IV, Rey de Inglaterra, primera parte bajo la dirección de Hugo Arrevillaga, ya acostumbrado al teatro íntimo a raíz de la Tetralogía de Wadki Mouawad, aquí en esta estructura metálica de tipo industrial que se levantó sobre el Zócalo, dispuesta en un semicírculo integrado de graderías y su frente tiene arquitectura isabelina. La idea es emular al célebre Teatro Globe, de Londres, adicionada con elementos modernos, por cierto con unas bancas bastante incómodas que nos recuerdan los primeros teatros, como sugerencia un pequeño cojín ayudaría mucho a poder estar más cómodamente sentado, la temporada es del 12 al 29 de abril, los jueves y viernes a las 18.30 horas, sábados y domingos 13:00 y 18:30 horas con una duración cercana a dos horas y cuarto y un intermedio, la entrada es libre y un cupo limitado por lo que para mayores informes se les sugiere ir al mail [email protected].

El montaje nos recuerda un poco a Litoral, primera de la tetralogía, con la diferencia que los tablones son suplidos por pequeñas mesas que manipula el propio elenco formado por: Marco Antonio García, Constantino Morán, Roberto Soto, Claudio Lafarga, Oscar Narváez, Enrique Arreola, Gabriela Nuñez por cierto la única actriz del elenco, pero que le entra parejo, David Calderón, algunos de ellos con varios papeles y la ventaja de una estructura así es que permite ver los cambios de vestuario teniendo uno base con algunos cambios, donde van reproduciendo patrones de la época.

Como en aquellos tiempos la música en vivo con: Paul Conrad en la tuba y el trombón, Pablo Ramírez en el clarinete bajo y clarinete en Si B, Edwin Tovar en percusiones y Alan Fajardo en la trompeta, eran parte esencial y un personaje más de la puesta.

Algunos se preguntarán de donde salió el término “mierda, mierda, mierda” y “mucha mierda”, proviene de que mientras más mierda había era más el público, considerando que la gente llegaba montada en carreta en su mayoría.

El propio espacio recreado en el Zócalo reproduce los espacios y la distribución del público, en aquel entonces como ahora costaba distinto, aquí representado por colores.

El poder siempre ha estado presente a través de toda la historia, ésta no es la excepción, el engaño, las mentiras para lograr las metas, el orgullo, la soberbia, los malos entendidos, los arreglos por debajo del agua, la conveniencia de no decir las cosas cómo son y lo que provocan, las muertes, en fin sin importar por lo qué se tenga que hacer para conseguir las metas y que forman parte de la vida de lo individuos.

Parece mentira que después de tantos siglos esto siga vigente, y aunque sea de formas que van cambiando con el tiempo, sigamos presenciando algo que parece que llegó para quedarse.

De corazón los invitamos a conocer este interesante trabajo, donde se ve que Hugo respetó la personalidad de los actores, porque cada uno refleja su propia personalidad en sus actuaciones.

También de una forma indirecta se rompe esa cuarta pared cuando la gente que estaba enfrente al escenario formó parte involuntaria de la puesta, o de detalles de cómo uno de los personajes pide apoyo al público para poderse subir al escenario debido a su caracterización.

Una obra recomendada para estudiantes de la preparatoria que de forma divertida, no por eso con situaciones dramáticas, donde la risa sale de manera fácil puede llevarlos a través de la historia de una forma donde pasarán un buen tiempo.

Vale la pena disfrutar el Zócalo con las luces de la noche, y ver como por lo menos en el aspecto de cultura el presupuesto sí ha rendido.

Reconocemos la humildad de Hugo Arrevillaga quien rara vez sube cuando se trata de estrenos, así como la apertura de la Compañía Nacional de Teatro para traer a directores como Hugo que dentro de su juventud se ha forjado como uno de los mejores directores jóvenes, así como reconocer la labor de la CNT por tener una compañía formal, con actores pagados que les permite vivir y con diversas puestas, dejando en claro que si una compañía tiene actores fijos con sus problemas financieros resueltos, los resultados son de una calidad que está presente.

Sabemos que les va a ir muy bien y pronto estaremos con la última parte de esta tetralogía de Wadji Mouwad Cielos que según dicen será una sorpresa.

Mucha mierda para todo este equipo, en Londres y en su temporada aquí en el Zócalo.

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