ROLAND J. BEHAR/EL NUEVO HERALD

19 de abril 2012- La semana pasada Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia instaron a palestinos e israelíes a reanudar las conversaciones de paz sin condiciones previas, algo que Israel aceptó de inmediato. Una vez más lo de siempre. Los israelíes estaban expectantes, la Autoridad Palestina había anunciado su intención de continuar las negociaciones con Israel, luego de su negativa a negociar por los últimos tres años si sus condiciones no eran aceptadas a priori.

Se suponía que, para romper la inercia, el premier palestino Salam Fayyad vendría a la mesa de negociación esta vez con una lista de requerimientos únicamente con vistas a reiniciar el imprescindible diálogo; pero a última hora, decidió no asistir, al igual que Abbas, quien no quiere reunirse con Netanyahu o repele presidir la delegación palestina. Salam Fayyad decidió enviar a un funcionario de menor rango a presentar nuevamente precondiciones para asistir a la mesa de negociación contenidas en una carta escrita por Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, en la que, además de reafirmar su alianza con los terroristas de Hamas asentados en Gaza, exige, para negociar, que Israel libere a todos los prisioneros palestinos, incluyendo a los condenados por bárbaros ataques terroristas contra civiles israelíes, que acepte las fronteras que existían con Jordania antes de la guerra de exterminio de Siria, Jordania y Egipto contra Israel en 1967, además de detener toda nueva construcción en los territorios, incluyendo los de la parte este de la ciudad de Jerusalén.

Abbas incluye en su carta la amenaza de que, en caso de que Israel no acceda a sus pedidos, él concentrará todos sus esfuerzos en conseguir que las Naciones Unidas le reconozca como un estado independiente sin pasar por ninguna negociación, asentado en los territorios jordanos anteriores a la invasión de 1967 y la originalmente egipcia Franja de Gaza y –ahora viene la nota jocosa– también advierte que en caso de no ser reconocidos como estado, exigirá a las Naciones Unidas que Israel tenga todas las responsabilidades de un estado ocupante en los territorios. En otras palabras, renuncian a las responsabilidades adquiridas, luego de que Israel fuera concediendo cada vez más autonomía en las áreas de población mayoritariamente árabe, como Ramalah o Belén. Una vez más, los palestinos no pierden la oportunidad de perder otra oportunidad.

Por otra parte, el terreno ganado en la arena política de diferentes factores del Islam político luego de la llamada Primavera Árabe, al parecer infunde nuevos bríos a un Hamas, que con repugnancia había entablado un acuerdo con la Autoridad Palestina, a quienes considera traidores por sus necesarios e imprescindibles vínculos con el estado de Israel tal y como se demostró con la matanza indiscriminada de los miembros de la Autoridad Palestina presentes en Gaza, luego de las triunfantes elecciones de Hamas en enero del 2006.

La Autoridad Palestina está hoy ante la contingencia de perder su influencia y reconocimiento ante sus ciudadanos, principalmente por dos precedentes: la persistente campaña de Hamas por ganar adeptos en Judea y Samaria (margen occidental del Jordán) y su incapacidad de conseguir, por su propia torpeza, la instauración de un estado palestino independiente. Como todos los incapaces, la culpa siempre se la adjudican al otro.

Mientras tanto, los israelíes se preparan con júbilo a celebrar el aniversario 64 de la constitución del moderno Estado de Israel, puntero en la creación de nuevas empresas, con logros en las ciencias y en la técnica que hacen obsoletos los más utilizados y conocidos métodos y procesos, publicando más libros y graduando más universitarios per cápita que ningún otro país, con conciertos de los mejores artistas a sala llena y produciendo una cinematografía merecedora de las más codiciadas preseas internacionales. Sin duda crear da más resultado que destruir. Ojalá, algún día, (los palestinos) aprendan.