ALICIA E. KAUFMANN*/MUJERES Y CIA.COM

Hay un dicho que asegura que “Tanto la necesidad como la adversidad agudizan el ingenio”. La importancia económica y social de las mujeres en la actividad emprendedora despierta un interés creciente a nivel global. La contribución femenina al emprendimiento, especialmente en los países más avanzados, constituye un factor que impulsa la igualdad efectiva de géneros y hace a las ciudadanas/os, co-responsables del bienestar de un país. El interés político hacia las emprendedoras deviene de dos factores clave: por la situación creciente de crisis y desempleo y por la reestructuración del sector público.

Pero ¿qué pasa con la figura de la emprendedora como factor clave para el desarrollo y los liderazgos femeninos emergentes? Hoy, el malestar en las empresas resulta considerable, la incertidumbre creciente, los despidos en masa, la sobrecarga de trabajo, no tener voz, la invisibilidad -sobre todo de las mujeres-, la gestión por el miedo y la falta de contención emocional, representan algunos factores que denotan la desazón de hombres y mujeres en la organización.

Las mujeres, según The opt out revolt, no tiran la toalla sino que se reinventan en función de los imperativos del entorno, y una de las alternativas es convertirse en emprendedor/a.

Las emprendedoras aquí y allá

La evidencia nos indica que el doble de hombres -en relación a las mujeres- llega a ser emprendedores. Estas diferencias se mantienen en la mayoría de los países. En el proyecto “Global Entrepreneurship Monitor se examinó la actividad emprendedora en más de 70 países y todos muestran una cifra desfavorable en relación a la participación femenina.

Trabajos más recientes, sugieren que la mayor diferencia se encuentra en países con ingresos medios donde la probabilidad de que un hombre inicie una actividad emprendedora respecto a una mujer es un 75% superior, comparando con el 33% que se da en países con ingresos elevados y un 41% en países con bajos ingresos. Existen tres factores que llevan a las personas a emprender:

Factores de la estructura social: se incluye el contexto social y económico, empleo, leyes y políticas públicas, educación e ingresos familiares, entre otros.

Variables socio demográficas, sexo, edad, nivel de educación, capital humano y social, así como redes sociales.
Factores individuales: Nivel de tolerancia al riesgo, la capacidad de toma de decisiones, el grado de autoestima, las expectativas, etc.

La participación de la mujer en la actividad emprendedora, presenta notables diferencias en función del área geográfica y del desarrollo económico de las naciones. Al analizar los datos. Aparece el “emprendimiento de subsistencia ante la falta de alternativas laborales“.

Dan y Singer señalan que la recesión económica ha puesto la innovación en el punto de mira. Para los israelíes, el talento, la tenacidad, y la necesidad de cuestionar la autoridad, han sido uno de los factores que han potenciado de una manera increíble el emprendimiento en Israel, en contraposición al escaso desarrollo en los países árabes.

En el marco Europeo, la participación femenina resulta notable en Islandia y Suiza, países en los que la mujer goza de un rol más equilibrado en términos de igualdad, en relación al resto de Europa, al margen de los países escandinavos.

Llama la atención el contraste la baja participación femenina en Arabia Saudí, Siria y la franja de Gaza, frente a la discreta participación de países mas desarrollados como los Emiratos Árabes Unidos Túnez y Jordania Marruecos, Argelia, Yemen y Líbano, en el que la mujer realiza una inestimable aportación a la economía de los países, aunque en términos de igualdad no se halle equiparada. En Latinoamérica y el Caribe, la actividad emprendedora resulta muy superior a la que se registra en Europa o en países asiáticos desarrollados. La mentalidad empresarial en esos países, difiere de la europea.

Entender qué es lo que lleva a las mujeres a emprender y que es la necesidad más que la oportunidad lo que las impulsa, nos hará encontrar algunas de las claves para modificar herramientas y escenarios. Y lograr que el emprendimiento femenino, sea una alternativa real. Pero eso será motivo de un próximo artículo.


*Alicia E. Kaufmann es Catedrática de Sociología de la UAH y Coach Ejecutivo menciones