EL PAÍS

Seda Israel echa chispas estos días. Las declaraciones de políticos y militares israelíes en contra de las amenazas de su Gobierno de atacar Irán han redoblado el interés de los millones de iraníes que se conectan a esta radio para conocer de primera mano los planes del país enemigo. A través de las ondas, esta emisora pública les informa en farsi de qué pasa dentro de Israel, cuáles son los planes del Gobierno y qué piensan los israelíes de a pie. Los más atrevidos llaman incluso desde Irán para opinar, a veces a favor del régimen de Teherán, otras veces en contra.

“Cuando la tensión política aumenta, la audiencia crece”, explica Arnon Gross, antiguo corresponsal militar y ahora directivo del servicio árabe de la radio pública israelí, que indica que los dos objetivos declarados de la emisora son: informar sobre Israel “para contrarrestar la información distorsionada que ofrece Teherán” y “ofrecer información sobre Irán que no se publica dentro del país”. Políticos como el ultranacionalista Avigdor Leiberman, actual ministro de Exteriores, o el presidente israelí, Simón Peres, han pasado recientemente por los micrófonos de Seda Israel para hacer llegar su mensaje. “En general, los iraníes nos escuchan para saber qué va a ser de ellos”, añade Gross, que calcula que tienen unos seis millones oyentes en Irán. Lo saben, dice, por las informaciones que les llegan de diplomáticos occidentales o por los iraníes que abandonan el país.

Son las seis de la tarde y los oyentes empiezan a dejarse caer. Una iraní llama y reflexiona sobre la guerra Iraq-Irán (1980-1988). Después llama un hombre al que el presentador le pregunta por la situación política en Irán. Así son las conversaciones típicas de una tarde cualquiera en una radio muy particular.

Si para los iraníes la emisora es una ventana abierta al enemigo, para los israelíes, la radio es también una importante fuente de información. Los trabajadores de la emisora hablan farsi y siguen muy de cerca todo lo que sucede en Irán. Gross no quiere comentar las relaciones entre Seda Israel y el Gobierno israelí y los servicios de espionaje. También evita pronunciarse Menashem Amir, que a sus 72 años continúa siendo el presentador estrella y alma de la emisora. Nacido en Teherán, lleva 52 años sentado ante el micrófono. Amir se lamenta, como muchos de sus oyentes más mayores, de que las relaciones entre Irán e Israel no sean buenas y de que no se pueda volver a la etapa anterior a la revolución iraní de 1979. Desde entonces, él no ha pisado Irán. “Podría entrar; lo que no está tan claro es que pudiera volver a salir”. Sus oyentes iraníes no aprueban la opción militar con la que ahora amenaza el Gobierno israelí, aunque, según Amir, algunos la aceptarían siempre que se ciña a las instalaciones nucleares y no afecte a los civiles. Dice que hay también quien llama preguntando por qué Israel tiene derecho a tener armas nucleares e Irán no. Él tiene una respuesta preparada, que recita con pulcritud y que le hace parecer un portavoz oficial más que un periodista independiente.

En Seda Israel todo está organizado para burlar el control de las autoridades iraníes. Los oyentes pueden sintonizar la emisora gracias a un par de transmisores de onda corta que cubren desde el Golfo Pérsico hasta el Mar Caspio, incluidos Teherán e Isfahán. También pueden conectarse por Internet a través de una página que no acaba en .il, como los sitios israelíes. Y se puede llamar por Skype, con tarjetas prepago o a través de un número en Alemania. Todas las precauciones, dicen, son pocas, porque aseguran que el régimen de Teherán les sigue de cerca y que desde la revuelta popular de 2009, reprimida por la fuerza, no tantos oyentes se atreven a llamar.