CON INFORMACIÓN DE MILENIO.COM Y DE ANGELINA MUÑIZ HUBERMAN

El 24 de junio de 2012 a las 12 p.m., en la Sala Manuel M. Ponce, Palacio de Bellas Artes, colegas rindieron un pequeño homenaje a la escritora y traductora Angelina Muñiz-Huberman miembro de APEIM, donde presentó “Rompeolas”, un volumen que reúne toda su poesía.

La acompañaban Adolfo Castañón, Anamari Gomís y Míriam Huberman.

Adolfo Castañón celebró el tributo a su amiga y colega de origen francés y refirió que se trata de una autora cuyos personajes literarios son una oportunidad de mirar no sólo lo que uno oculta, sino a lo mejor, lo que uno quisiera.

Durante su intervención, el bibliófilo mexicano habló de su amistad con Muñiz-Huberman y la comparó con la escritora española Ana María Matute.

“Angelina Muñiz tiene en común con Matute haber descubierto su vocación literaria desde muy joven”, dijo Castañón, quien considera a la autora como parte de esa generación de “hispanoamericanos que siendo españoles y teniendo el rumor de la tradición hispánica peninsular, se han asentado en América y desde México han enunciado su pensamiento”.

Angelina, expuso, “es para nosotros, los mexicanos, una posibilidad de ver en ella, la tradición compleja y rica de la que está hecha nuestra propia cotidianeidad que, a veces, no vemos en nuestra vida literaria y cultural”, señaló.

En el marco del ciclo “Protagonistas de la Literatura Mexicana”, se presentó además el texto “Rompeolas”, un trabajo que reúne toda la poesía Muñiz-Huberman.

Editado por el Fondo de Cultura Económica (FCE), “Rompeolas” es una reflexión sobre la identidad, la memoria, la soledad, la pérdida y el amor, temas recurrentes en la poesía de Angelina Muñiz-Huberman tratados a partir de su singular visión como extranjera de todo lugar.

Su obra, como un todo, señala el vacío siempre presente en todas sus acciones y muestra el pensamiento del exiliado.

De acuerdo con los presentadores, es en la poesía donde la autora se encuentra finalmente a sí misma y explota su identidad individual y el conflicto que surge de ésta al intentar relacionarse con un todo que le es ajeno.

A los poemarios ya consagrados como “Vilano al viento” (1982), “El ojo de la creación” (1992), “La sal en el rostro” (1998), “La tregua de la inocencia” (2003) y “La pausa figurada” (2006), se suma esta obra al que el FCE agrega un poema inédito, “Rompeolas”, el cual da nombre al libro.

Palabras de Angelina Muñiz Huberman :

Ante todo quiero agradecer a la Directora General del Instituto Nacional de Bellas Artes, Teresa Vicencio, a la Coordinadora de Literatura Nacional, Stasia de la Garza, al Subdirector de Literatura y Autores, Epigmenio León, por considerarme para este reconocimiento. A mis amigos Adolfo Castañón, Anamari Gomís y a mi hija Míriam por acompañarme en esta mesa, así como al público asistente, amigos y colegas.

Reservo para Alberto Huberman unas palabras especiales y sencillas pero las más abarcadoras, significativas y amantes que pueda haber: sin él, mi vida y obra carecerían de sentido. A él está dedicado este día.

Después, quiero decirles que me preocupa el sustantivo protagonista, a no ser que lo tome en estricto sentido etimológico y se trate de una primera lucha o agonía, como aquella a la que se enfrenta el actor ante el público, no como algo definitivo sino como un estar en el proceso agónico de escribir, publicar, ser leída, pues no quisiera subir y lanzarme al abismo de la vanidad.

En cambio, les presentaré un recorrido de vida y obra a lo largo de mis 75 años por la perspectiva que pueda ofrecer de una etapa de la vida nacional e internacional que me ha tocado vivir. Es un periodo de tiempo que abarca sucesos y cambios fundamentales en la historia universal. En uno de mis libros, El siglo del desencanto, desarrollé estas ideas: Primera y Segunda guerras mundiales, Holocausto, mejor llamado Shoá, guerra civil española, exilio en México, mística y sefardismo.

Asuntos que aparecen extensamente en el resto de mi obra poética, ensayística y narrativa. Se trata de una literatura que puede ser clasificada de diversas maneras, aunque también puede ser llamada inclasificable, como lo ha hecho Alejandro Toledo. O rara avis, como dijera José Emilio Pacheco. O del exilio reconciliador en palabras de Miguel Ángel Quemain. O escritora entre dos mundos, según Luz Elena Zamudio. O entre lo mágico y lo misterioso para Luzma Becerra. El caso es que pretendí dar un testimonio particular, no el general esperado, o el prevalente, mucho menos el de moda, sino uno apegado a mi propia experiencia, sin adornos ni mayores consecuencias. Tal vez, uno sencillo, que nace de una soledad para otra soledad.

Así, el recorrido será por unos cuantos poemas, ya que el poema condensa y extiende, ama y comprende, tomados de mi recién aparecida publicación: Rompeolas.