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El Ejército turco ha iniciado a última hora del martes el despliegue de vehículos militares en la frontera, entre los que se encuentran 15 tanques acorazados, así como armas de larga distancia, horas después de que el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, pusiera en alerta roja a las tropas turcas estacionadas en la frontera con Siria e instruyera al Ejército para que neutralice cualquier riesgo potencial para la seguridad del país planteado por las fuerzas sirias.

El convoy militar ha viajado fuertemente escoltado como medida de precaución ante un posible ataque por parte del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Asimismo, trece áreas cerca de las provincias de Hakkari, Diyarbakir y Sirnak –todas ellas ubicadas el sur del país, cerca de la frontera con Siria–, han sido declaradas temporalmente como zonas militares de seguridad, según ha informado la agencia de noticias Dogan.

La oficina del gobernador de Diyarbakir ha confirmado a través de un comunicado que no se permitirá el acceso de civiles a dichas áreas entre el 6 de julio y el 6 de octubre, fechas en las que se llevarán a cabo maniobras militares en las mismas.

Durante su discurso, Erdogan, que ha descrito al Gobierno de Bashar al Assad como “un peligro claro y presente para la seguridad de Turquía”, ha dicho que “tras el ataque se ha entrado en una nueva etapa”, en referencia al derribo de un avión de combate turco por parte de las Fuerzas Armadas sirias.

“Las normas de actuación de las Fuerzas Armadas turcas han cambiado. Cualquier riesgo que suponga Siria en la frontera, cualquier elemento que pueda suponer una amenaza, será considerado una amenaza y tratado como un objetivo militar”, ha subrayado el jefe de Estado turco, según ha informado el diario turco ‘Hurriyet’.

“Pedimos al régimen sirio que no cometa el error de probar la determinación y las capacidades de Turquía. Nuestra respuesta racional no debe ser percibida como una debilidad, nuestra conducta moderada no significa que seamos un cordero manso”, ha advertido Erdogan.

“Todo el mundo debe saber que la ira de Turquía es fuerte y devastadora”, ha aseverado. Erdogan ha asegurado también que su país no quiere caer en el belicismo, pero el “derribo de un avión de reconocimiento desarmado en el espacio aéreo internacional”, un incidente que “no fue un accidente, sino un ataque deliberado”, no quedará impune.

A pesar de la dureza de su discurso, el mandatario turco ha asegurado que el país no caerá en las trampas de los que ha tildado como “provocadores de guerra”, aunque ha matizado que eso no significa “que vaya a quedarse de brazos cruzados con las manos atadas”.

Por otra parte, Erdogan ha prometido seguir apoyando al pueblo sirio “hasta que se deshagan del dictador asesino y de su banda”, al tiempo que ha aclarado que no tiene intereses en el territorio de los países vecinos y ha recalcado que no tiene intención de intervenir en sus asuntos internos.

“Al día de hoy, cuando hablamos de Damasco, Aleppo, Hama y Homs, no lo hacemos sobre una ganancia política, sino en el nombre del derramamiento de sangre de nuestros hermanos”, ha declarado Erdogan.

Ankara ha rechazado las afirmaciones de Damasco según las cuales sus fuerzas no tenían más opción que disparar contra el avión F-4 que volaba el viernes sobre las aguas sirias cerca de la costa, y ha calificado el tiroteo de “acto de agresión”. Ha asegurado que se trataba de una aeronave de reconocimiento armado que sobrevolaba aguas internacionales.