RABINO DOV GREENBERG/ CHABAD.ORG

El grito resuena en todo el mundo: ¡continuidad! Y lo que el término continuidad implica, evidentemente, es una lucha por la supervivencia, porque sólo cuando se está a punto de desaparecer es necesario hablar de continuidad.

Una nota de tapa del New York Times titulada: “The Assimilating Bagel” (algo así como el bagel Asimilado), dijo esto: El bollo que solía ser duro, redondo con un agujero grande en el centro, el mundialmente renombrado bagel, era una especialidad judía, que cuando se come con queso crema y salmón ahumado permite olvidar momentáneamente los problemas mundanos.

Sin embargo, el bagel está cambiando rápidamente. Su corteza es cada vez más suave, el agujero se hace más pequeño y poco a poco, el bagel, único en su tipo, se está convirtiendo en un bollo más… Si comparamos el “bagel” con “los judíos”, la metáfora es evidente.

Los judíos se están asimilando con una rapidez aterradora. En el Beit Jabad en la Universidad de Stanford, me llaman padres angustiados por el matrimonio inminente de su hijo o hija. Siempre estoy de acuerdo en tener una charla con el estudiante, y en la mayoría de los casos, la historia es la misma: “Mamá y papá me enviaron a la escuela hebrea, y me hicieron un Bar o Bat Mitzvá.

Sin embargo, enviaron mensajes contradictorios. Cuando me he olvidaba de mi educación laica, se enojaban, pero cuando me perdía clases de hebreo, no les importaba. Aprendí acerca de las leyes de la vida judía, pero no parecía que las observáramos, o si lo hacíamos, era de forma selectiva.

Dijeron que el judaísmo les importaba, pero sus acciones demostraban que no importaba mucho. En mi bar/bat mitzvá, estaban más preocupados por el catering, que por si había entendido las palabras que recité en la sinagoga. Cuando crecí, estaban más interesados en la universidad y carrera que elegiría que en si me interesaba seguir el judaísmo.

Ellos quieren que me case con un judío/a, pero no me dieron ninguna razón real de por qué”.

LA NUEVA CUARTA GENERACIÓN

Se dice que la riqueza heredada tiene una duración de tres generaciones. Lo mismo se aplica a la herencia judía. Los jóvenes de hoy son, en gran medida, la cuarta generación.

En esta generación, la identidad judía se renueva o desaparece. En la Hagadá de Pesaj vemos a los famosos cuatro hijos en la mesa del Seder. Estos pueden representar a cuatro generaciones sucesivas.

El hijo sabio es la generación de inmigrantes que recibió una buena educación judía y aún vive judaicamente.

El hijo rebelde es la segunda gene-ración, que carece de una educación judía significativa, abandona la identidad judía para la integración social. El niño “simple” es la tercera generación, confundida por los mensajes contradictorios de los abuelos y los padres no religiosos.

El niño que no puede ni siquiera hacer la pregunta es la cuarta generación, que ya no dispone de una memoria o el contexto de la vida judía. Los jóvenes de hoy no dan por sentado que van a casarse con otro judío o establecer un hogar judío, o van a criar a los hijos como judíos.

Nada puede darse por sentado en la cuarta generación, especialmente en una sociedad abierta, con su enorme mercado de las ideologías en competencia.

DE AMAR Y VIVIR PARA LA CONTINUIDAD

La cuarta generación elige ser judío por una sola razón: conocer la historia sagrada de nuestro pueblo, sintiendo la riqueza de la vida judía, la comprensión de la profundidad del judaísmo, y el sentirse orgulloso de ser judío.

Para guiar a sus hijos a la tierra prometida de la herencia judía, el padre tiene que estar ahí también. En el siglo XIII el Sefer HaJinuj ha expresado esta verdad: “El corazón va detrás de la acción” Somos lo que hacemos.

Ser judío requiere un compromiso constante de estudios judaicos y acciones judías. Sin esto, la identidad se desvanece y muere. Necesitamos un proyecto de educación, para que todos los niños judíos experimenten, aprendan y vivan su patrimonio y sepan: Ser judío es ser un heredero moral y espiritual de los que estuvieron en el Monte Sinaí, un heredero de la fe más antigua, resistente e imponente del mundo. Esta forma de vida sólo puede ser sostenida a través de la familia judía, y de la elección consciente de construir un hogar judío.

Ningún niño que ha sido tocado por el espíritu de la eternidad del judaísmo, estaría dispuesto a romper el vínculo entre el pasado y el futuro.

La renovación de la educación de la Torá es la única vía para la renovación del pueblo judío. Esto y sólo esto pondrá fin a la crisis de la continuidad judía.