POR ISRAEL.ORG

El nuevo aniversario de la explosión del edificio de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) ocurrido el 18 de julio de 1994, se encuentra ya marcado por profundas divisiones, incriminaciones y teorías, todo lo cual se expresa en la prensa argentina en estos días.

Lejos de haber provisto un claro progreso hacia el esclarecimiento y el cierre de tan profundo trauma comunitario y nacional, y del prolongado dolor para las familias y amigos de las 85 víctimas letales, el tiempo ha traído divisiones de intereses y escasa certidumbre en cuanto a la totalidad de los responsables. Menos aún, justicia.

Este año, el acto comunitario de la AMIA excluirá todo discurso externo a lo institucional de la AMIA. Su presidente hablará y los textos que se incluirán a continuación serán validados por los organizadores. Asi lo expresó a Clarín un miembro de la dirección de la AMIA. Los “familiares institucionalizados” o “18-J” no estarán incluidos.

La presidente de la nación, que estuviera presente en conmemoraciones anteriores del 18 de julio en la AMIA, y que adelantara la causa de la justicia en lo que respecta al involucramiento de Irán en el crimen en la ONU, no concurrirá este año. “Cristina viajará a Bolivia y no estará en el acto de la AMIA,” es el titular en La Nación.

Clarín escribe en “Crearán en el ex ESMA un espacio por la AMIA” que “En un gesto político, la presidenta Cristina Fernández recibió a “la 18-J Asociación de Familiares y Amigos de Víctimas del Atentado a la AMIA”, encabezada por Sergio Burstein, y les prometió la entrega de parte del predio de la ex ESMA para crear un espacio en memoria de las víctimas del atentado.”

El 16 de julio, como precedente del aniversario, tuvo lugar la presentación del nuevo libro de Horacio Lutzky, “Brindando sobre los Escombros”, en un centro cultural bonaerense.

Pagina12 publica una reseña del libro, la que ubica en su sección El País. El artículo, titulado “La historia del encubrimiento” por Raúl Kollman, es un listado de textos del libro citando los numerosos actos y actores conspiratorios del “encubrimiento” subsecuente al atentado, según Lutzky. Su teoría conspiratoria del encubrimiento u “obstrucciones” parece ser una obra magna.

Lutzky fue vocero de la AMIA para el seguimiento de la causa, designado un mes antes de que comenzara el juicio. “A los pocos meses tuvo que renunciar como consecuencia de haber mantenido una postura crítica ante la actuación de la querella y de algunos dirigentes comunitarios que apoyaban la actuación del juez Galeano y miraban para otro lado ante las evidentes obstrucciones a la investigación” según escribe Nueva Sion.

Su libro, según lo relatado por Raúl Kollmann en Pagina12, es casi “una novela”, en donde la madeja de protagonistas implicados incluye a numerosas personalidades. Lutzky, según Kollmann, acusa de participar activamente en el ocultamiento de las pruebas y los responsables del acto terrorista, a figuras políticas como el presidente Menem, militares, policíacas, judiciales, de inteligencia, abogados, dirigentes judíos comunitarios, a la vez que países extranjeros.

Pagina12 eligió cubrir el tema del aniversario de la explosión de la AMIA con la reseña de este libro que si bien puede contener verdades, no está constituido de una totalidad de hechos probados ni las conexiones entre ellos son avaladas, sino el producto de la imaginación de Lutzky. Como lo caracteriza el mismo Kollmann al comienzo: “Los textos hilvanan casi una novela sobre los vínculos anteriores y posteriores al atentado.”

Aparte de esta cita, ubicada al principio de su artículo, Kollmann no ofrece al cierre de la nota ningún esclarecimiento sobre la falta de confirmación o prueba de la veracidad de los hechos y sus conexiones causales mencionados por Lutzky en su libro.

Lutzky por supuesto no debe ser criticado por investigar y escribir un libro y es posible que éste sea esclarecedor. Pero Pagina12 es un periódico que comanda el respeto del lector como tal, como un ente informativo dedicado a propagar la verdad a partir de los hechos. Colocar una reseña literaria sin calificativos suficientes en la sección El País no es un acto en línea con la profesionalidad periodística, y si esa es la elección, poner el libro en contexto con los hechos conocidos hasta el momento debe ser una labor prioritaria del autor Kollmann y el periódico.

En otros medios de difusión se captura un intercambio entre los embajadores de Israel y del Líbano en la Argentina. La Voz publica las declaraciones de Daniel Gazit, el embajador de Israel, a ese diario, “Todos sabemos quién está detrás de la organización de los atentados. Irán e Hizbollah”. El embajador del Líbano, Hicham Hamdam lo niega y declara: “Algunas entidades de seguridad internacional, en especial entidades israelíes, elaboraron la teoría que acusa a Hizbollah de realizar las explosiones a favor de Irán.”

Así es que la prensa en Argentina ha marcado este aniversario dándole lugar a una expansión de la controversia y la incertidumbre y una proliferación de acusaciones y contra acusaciones. De esta cobertura se desprende muy poco optimismo de que se haga justicia, especialmente para los allegados a las víctimas. En realidad parecen perder representación, mientras el mayor acto antisemita desde la Segunda Guerra Mundial, ha quedado más y más silenciado y politizado a medida que transcurre el tiempo.