Entrevista de mayo de 2011

ENRIQUE RIVERA

“Mi abuela era pianista, mi madre también, y cuando yo tenía cinco años de edad pedí a mi mamá que me enseñará me dijo que no, que aprendiera algo distinto pues ya había demasiados pianistas en la familia”, recuerda con una amplia y franca sonrisa Boris Giltburg, connotado pianista israelí de clase mundial quien, por segundo año consecutivo, se presenta en el concierto organizado por el Hospital Assaf Harofé de Israel, en el marco de los festejos de Yom Hatzmaut (Día de la Independencia) del Estado de Israel.

En esta entrevista, realizada el pasado primero de mayo, en la Residencia Oficial de la Excelentísima Embajadora de Israel en México, Sra. Rodica Gordon, concedida en exclusiva a enlacejudio.com, el joven, de 26 años, quien dedica alrededor de 10 horas diarias a tocar el piano, nos revela la importancia tanto de la inspiración, de la técnica, como del talento del artista: “Uno debe de cuidar de de que la pieza que interpreta de Mozart no suene como si fuese de Chopín y vice versa”.

Al hacerle un comentario acerca de los niños que estudian música, el reconocido pianista apuntó: “Ellos deben de seguir su inspiración e inclinación. Eso es lo más importante, pues cuando se sientan a tocar en un concierto lo más importante es la relación entre el instrumento, el público, la música y él mismo”, subrayó este joven pianista, nacido en Rusia y radicado en Israel.
Boris también ofreció, este lunes, en el Palacio de las Bellas Artes, un extraordinario concierto.