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Dos explosiones fueron suficiente para cambiar las reglas del juego internacional. Hiroshima y Nagasaki fueron las primeras ciudades en vivir el horror, la destrucción total. Pero, desde entonces, todo el mundo se pregunta, atemorizado, si serán las últimas. Hoy, 67 años después, Irán revive el miedo a una posible destrucción total, una guerra nuclear que podría destruir el planeta.

Desde que Estados Unidos mostrase al mundo su bomba atómica, fueron muchos los países que se apresuraron a buscar tal poderosa arma. Rusia, China, Francia y Reino Unido son los únicos estados a los que se les permite la posesión de armas nucleares, según el Tratado de No Proliferación Nuclear firmado en 1968. A cambio, estos países se comprometieron entonces a la no-proliferación, el desarme y el uso pacífico de la energía nuclear.

Un tratado que entonces tranquilizó al mundo pero que, ahora, no asegura nada. India, Pakistán, Israel y Corea del Norte se encuentran fuera del tratado, los tres primeros nunca lo han firmado, mientras que Corea del Norte renunció en 2003. India, Pakistán e Israel poseen armas nucleares y, tal cual el texto actual, de acceder al tratado deberían hacerlo como los Estados No Nuclearmente Armados (NNWS), por lo cual deberían desmantelar sus arsenales. No están dispuestos a ceder ante lo que denominan como “club de países nuclearmente ricos”.

El caso de Israel también es especial. El Gobierno hebreo rehúsa confirmar o negar oficialmente la posesión de arsenal nuclear, o el haber desarrollado o incluso tener un programa de armas nucleares. Expertos analistas de imágenes pudieron identificar búnkeres de armas, lanzadores de misiles móviles y lugares de lanzamiento en fotos tomadas por satélites. Según la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), se cree que posee armamento. De hecho, se sospecha que Israel realizó una prueba nuclear junto con Sudáfrica en 1979. Según el Natural Resources Defense Council y la Federation of American Scientists, Israel posee alrededor de 200 a 500 armas nucleares.