IVAN RIOUFOL /LE FIGARO

Mea culpa: sí, tal como me acusan cada vez más frecuentemente algunos de los partipantes en este blog, debo ser un “sionista cristiano”. Es decir, peor que un ca#*% hijo de …, me lo imagino, una especie del fascismo xenófobo, que rechaza estúpidamente, por racismo, por supuesto, reconocer las virtudes evidentes de “la religión de la paz y de la tolerancia”. La repetición de esta crítica revela, en realidad, una propaganda que trata de romper los lazos entre los judíos y los cristianos.

Detrás de ese “sionismo cristiano”, término que probablemente se considere presentable, es el judeo-cristianismo el que es apuntado por la dialéctica islamista. Esta alianza de una misma civilización es un obstáculo a abatir para esa ideología colonizadora y expansionista, que tiene la pretensión de declarar que todo el mundo es su hogar y no tolera la disensión. En verdad, yo soy un católico poco practicante y no tengo el libro del Antiguo Testamento por libro de cabecera. Pero veo bien, ¿por qué no?, ser asimilado a un “sionista cristiano” si se trata de preservar la cultura occidental judeo-cristiana frente a los cobardes y a las renuncias sucesivas, algo que podría suponer en Europa la sustitución de una civilización en el transcurso de un puñado de generaciones.

Para ser aún más claro: no, a mí no avergüenza de ninguna manera, decir que soy amigo (evidentemente crítico, si fuera necesario) de Israel, país que ahora está de moda denigrar. Ese país, que ha visto el renacimiento de un pueblo que ha conocido el éxodo, la esclavitud, la humillación, simboliza para mí lo que Occidente más necesita hoy en día: el gusto por la supervivencia, por la libertad.

Que mis honorables adversarios en este blog me perdonen, pero yo prefiero la democracia a la tiranía y la libertad a la sumisión. Yo también prefiero el generoso combate humanitario de Michel Germaneau, ese francés de 78 años de edad, enfermo, del que acabamos enterarnos de su asesinato a manos de terroristas islamistas de Al Qaeda, a la violencia de la “humanitaria flotilla de la paz” turca, que tanto fue elogiada, incluso en Francia, por los idiotas útiles del nuevo totalitarismo fundamentalista que, afortunadamente, cada vez tienen más difícil ocultar su verdadera naturaleza. No tengo ninguna duda de que muchos musulmanes habiendo elegido Francia, y sabiendo lo que la palabra dictadura significa, comparten o entienden mi posición.