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Llega vestido con el uniforme militar que ha usado en numerosas ocasiones por su última película y antes de contestar, apoya un revolver dorado junto al micrófono. A pesar de que lo ideal sería poder hablar con Sacha Baron Cohen sobre qué le llevó a burlarse en su último filme de los dictadores árabes, el cómico inglés ha avisado de que en el encuentro con la prensa improvisará como el personaje que interpreta en El dictador, el almirante general Aladeen. Escuchándole, uno puede apreciar al maestro de la sátira en que se ha convertido quien en la vida real se identifica plenamente con el judaísmo, habla perfectamente hebreo y tiene una fuerte conexión con la cultura israelí.

Supremo líder, ¿cuál es su relación con el cine?
Me encantan las películas norteamericanas. Mi género favorito es la ciencia ficción, me fascina La lista de Schindler. Es tan fantástica como maravillosa. Cada vez que la veo con mi amigo Ahmadinejad reímos mucho y lo celebramos con champán. Pero además yo he participado en muchas películas en mi país, Wadiyah, como Decapitando al soldado Ryan, Tienes una carta bomba y la comedia romántica inspirada en Strauss-Kahn Violación en el planeta de los simios. En mi país recaudó aún más que Titanic, el filme sobre el barco que hundieron los israelíes en 1912. No se sabe si lo hundió un iceberg o un Goldberg. En cualquier caso, cuando se trata de hacer películas, soy un purista. Me gusta mantener los estándares altos y prefiero evitar los efectos especiales. Si en una escena tiran a 10.000 aldeanos por un precipicio, no me interesa resolverlo en el ordenador. Me ocupo de que ocurra.

¿Ha visto Los juegos del hambre? ¿No le gustaría establecerlos en Wadiyah?

¿Qué sentido tendría? Corea del Norte ya lo ha hecho. Kim Jong Un ha hecho su propia versión de El gran perdedor. Siete millones de personas compiten a ver quién puede perder más peso…


¿Con qué celebridad de Hollywood se identifica más?

Con Mel Gibson. En Wadiyah le hemos contratado como experto en relaciones públicas, aún cuando dijo cosas ofensivas como que estaba dispuesto a trabajar con judíos. También le hemos dado el cargo de director de nuestro Museo de la Intolerancia. Otro con el que tengo mucho en común es con George Clooney. Ambos somos campeones en nuestra lucha por la igualdad. En mi país las mujeres tienen los mismos derechos que los hombres: ninguno.

En el terreno político, ¿quiénes son sus grandes ídolos?
El gran Saddam, por supuesto, y también Dick Cheney. Kim Jong Il ha sido una gran inspiración para todos los dictadores jóvenes como yo. Es un hombre que ha diseminado compasión, sabiduría y herpes por el mundo. Es una pena que se haya muerto, sobre todo porque su sucesor no sabe vestir. No entiende que todo dictador debe lucir bien y tener un buen peluquero. En este momento tiene sólo dos estilos, el de Elvis gordo y el de Elvis militar.

¿Por qué cree que el mundo está contra los dictadores?
Estos valientes líderes están siendo atacados cruelmente por los supuestos crímenes de lavar dinero, oprimir a la gente y cometer una pequeña dosis de genocidio. En los últimos años, los tiranos del mundo han ido cayendo uno a uno, Saddam, Gaddafi y Oprah Winfrey. Los tiranos no son tan malos como la gente cree. Mientras Occidente agota los recursos naturales nosotros los conservamos. En mi caso, he optado por fosas masivas totalmente ecológicas para resolver el problema de los oponentes. Por suerte todavía quedamos algunos. Quiero agradecerle a la ONU todo lo que está haciendo por mi amigo y compañero de dobles, el presidente Assad de Siria: absolutamente nada.

¿Cómo se asegurará de que en su país no haya cambios?
Es que en mi país la gente no quiere democracia. Me adoran. Tengo muchas confesiones firmadas que así lo atestiguan…