MARTÍN PRIETO/LA RAZÓN.ES

El viajero por la Europa ex soviética encontrará e cada una de sus capitales un parque de estatuas donde duermen en su sueño Lenin, Marx, Engels («Estoy dispuesto a dar mi vida por la clase obrera, pero no a vivir con ella»), Molotov (que firmó la amistad con los nazis), Stalin y toda la «nomenklatura» roja a excepción del réprobo Trostky.

En vez de destituir el imaginario lo han convertido en un parque temático, puro didactismo sobre su Memoria Histórica y atracción turística hacia chiringuitos que venden el medallero del Ejército Rojo y los relojes grapados de sus soldados. Como nos sobran dos estatuas ecuestres de Franco podíamos hacer lo mismo pero hemos caído en el pañuelo palestino como distintivo de identidad progresista y revolucionario mediopensionista, desde el comunista-anarquista (un contradios) el alcalde de Marinaleda, al Bildu-etarra munícipe de San Sebastián. Está Juan Carlos Izagirre, también anti taurino por decreto, ha despedido con fanfarria en Donosti a la «Flotilla de la libertad», financiada por los muy libres iraníes, que cada año intenta forzar el bloqueo naval israelí sobre la Franja de Gaza gobernada por una organización terrorista como Hamás. Los egipcios parecen haber descubierto ahora los túneles comunicantes entre Gaza y la Península del Sinaí por donde trafican hasta con automóviles y los están cegando. Los israelíes no son tan malos: si la ayuda humanitaria desembarca en un puerto propio se hace llegar a Gaza componentes armamentísticos.

Pero de lo que se trata es de provocar un choque con la armada israelí y demostrar lo bárbaros que pueden ser los nietos del Holocausto. La izquierda española fue siempre casi sionista y pasaban los veranos en los kibutzs, hasta que dio la vuelta y redescubrió la tradicional y franquista amistad entre España y los países árabes. Zara finalizará fabricando los pañuelos palestinos en diferentes texturas y tonalidades para nuestros tigres de papel y de muy alto standing. Blas Infante se hubiera horrorizado ante éste carnaval de algunos de estos «lograreros» del campo andaluz. Los de Bildu, si les queda algo de gudaris, que se embarquen rumbo a Gaza.