SAL EMERGUI/EL MUNDO.ES

“La mayor amenaza que todos afrontamos hoy es el plan de Irán para desarrollar armas nucleares. Se trata de un régimen cruel que avanza velozmente en su programa nuclear porque no ve determinación ni una línea roja rotunda por parte de la comunidad internacional. Cuanto más clara sea la línea roja, la opción de un enfrentamiento se reducirá”.

La última frase de estas declaraciones anoche del primer ministro, Benjamín Netanyahu, y la filtración sobre nuevas línea rojas que supuestamente EE.UU se plantea fijar a Teherán enfrían el enfrentamiento sin precedentes que mantiene con el presidente norteamericano, Barack Obama y reducen las probabilidades de un inminente ataque contra las centrales nucleares iraníes.

Es un cambio de tono del líder israelí, que hasta ayer mostraba y filtraba su disposición a una ofensiva militar, si EE.UU no se comprometía a hacerlo, para frenar el programa nuclear de Irán. Los periodistas que se reunieron con Netanyahu en agosto para hablar off the record sobre este asunto, salieron con la sensación que la decisión ya estaba tomada. Negociaciones discretas para rebajar las llamas con Obama y la firme posición del presidente Simón Peres y los jefes de organismos de seguridad israelíes contra un ataque unilateral han congelado la decisión.

Las palabras de Netanyahu son el colofón a un enloquecido mes en el que se han multiplicado las amenazas israelíes de un bombardeo de las centrales nucleares antes de las elecciones norteamericanas en noviembre, las proclamas de los dirigentes iraníes a favor de la destrucción de Israel y la guerra de nervios y filtraciones entre Netanyahu y Obama.

El enfado y preocupación de la Casa Blanca ante los tambores de guerra llegados de Jerusalén fueron tan notorios que Obama no dudó en enviar a las cámaras y micrófonos al secretario de Defensa, Leon Panetta y al jefe del Ejército, el general Martin Dempsey, para transmitir dos mensajes que rompen la intimidad habitual entre los dos países. El primero señaló las limitaciones militares de su aliado israelí para destruir en solitario las centrales nucleares de Irán mientras Dempsey declaró que hoy “EE.UU no quiere ser cómplice” de un ataque.

Dos punzas retóricas y públicas que irritaron a Netanyahu y dañaron la capacidad de disuasión de Israel pero consiguieron enfatiza la oposición norteamericana a un ataque militar mientras siga abierta la puerta de la diplomacia e Irán no llegue a la “zona de inmunidad”.

Por si no fuera suficiente, el diario Yediot Ajaronot, informa que EE.UU ha enviado en los últimos días una propuesta secreta a Irán con la mediación de dos países europeos: “Nosotros no nos sumaremos al ataque israelí y vosotros no atacaréis nuestras bases y portaaviones en el Golfo Pérsico”.

Simon Shiffer, el veterano periodista que firma la noticia, ya reveló el viernes un duro enfrentamiento dialéctico entre Netanyahu y el embajador de EE.UU, Dan Shapiro, sobre el proyecto iraní en. Ambas informaciones han sido desmentidas por EE.UU.

A todo esto, el minigabinete de seguridad israelí se reúne hoy para escuchar las valoraciones actualizadas de los servicios de Inteligencia. “Queremos una declaración rotunda de Obama dejando claro que no permitirá bajo ningún concepto un irán nuclear”, nos decía un ministro esta mañana.

Netanyahu se agarra al último informe de la OIEA (Organismo Internacional de la Energía Atómica) según el cual, Irán ha duplicado el número de centrifugadoras en la planta subterránea de Fordo elevando en un 23% la cantidad de uranio enriquecido. “El informe confirma lo que digo desde hace mucho tiempo: las sanciones internacionales agravan la economía iraní pero no retrasan ni un milímetro los avances de su programa nuclear”, afirma.

Entonces, ¿a qué viene este cambio de tono de Netanyahu dando más tiempo a Obama antes de enviar algunos de sus más de 400 cazas F16 y F15 a las centrales de Natanz, Bushehr, Fordo o la base militar de Parchin? Quizá otra filtración. The New York Times, diario próximo a Obama, indica que EEUU se plantea aumentar considerablemente la presión sobre el régimen iraní para que cese el programa nuclear.

O quizá, como informa hoy el diario Maariv, negociaciones para la entrega a Israel de modernos aviones de abastecimiento de combustible y bombas capaces de destrozar bunkers de 60 metros de profundidad.

Israel considera que armas nucleares en manos de Irán es una amenaza existencial debido a las proclamas del Ayatolá Ali Jamenei y el presidente Mahmud Ahmadinayad a favor de la desaparición de la “entidad sionista” y teme el inicio de una carrera nuclear en la zona. Irán, por su parte, defiende que su plan es civil y pacífico recordando que Israel es la única potencia regional con cabezas nucleares. Por tanto, dice, Israel teme un cambio en el equilibrio de fuerzas en Oriente Próximo.

En resumen, ¿se acerca o se aleja una guerra entre Israel e Irán con potencial de afectar a toda la región? ¿El nuevo tono de Netanyahu más cercano a Obama es una maniobra para recuperar el factor sorpresa perdido completamente en agosto?

Nadie sabe si en las próximas semanas habrá un ataque y posterior represalia pero ahí va mi previsión: hasta la reunión de Netanyahu y Obama, prevista a finales de septiembre con motivo de la Asamblea de la ONU, no pasará nada.

Nada excepto la intensificación de la guerra secreta que incluye atentados contra turistas israelíes en Bulgaria o científicos nucleares iraníes en Teherán y más ciberataques de letales gusanos.