CON INFORMACIÓN DE EL MUNDO.ES

14 de septiembre 2012- Líbano recibe hoy al Papa Benedicto XVI en uno de los desplazamientos más arriesgados del Pontífice católico, cuya visita a duras penas podrá evitar verse ensombrecida por el sangriento conflicto que se libra en la vecina Siria. Para el jesuita Paolo Dall’Oglio, un religioso expulsado de Siria por el régimen que lidera Bashar Asad, nunca se había organizado un viaje papal “en una situación tan dramática” como la que se registra en la zona y reconoció que el desplazamiento “es arriesgado tanto por razones de seguridad como políticas”.

El Pontífice deberá hacer frente además a la demanda del patriarca de la iglesia greco-católica, Gregorio III Lahham, que pretende instarle a que reconozca el estado palestino, un asunto tan explosivo para el Vaticano como la propia crisis siria. El último día del periplo del líder religioso coincide precisamente con el 30 aniversario de la terrible masacre de Sabra y Shatila en Beirut, donde las milicias cristianas aliadas de Israel masacraron a cientos de civiles palestinos en 1982.

El ministro del Interior, Marwan Charbel, explicó que las fuerzas de seguridad se encuentran en “estado de alerta” ante un contexto que el mismo funcionario definió como un “clima duro a causa de lo que pasa en Siria y en torno a nosotros”.

Pese a que el mismo Charbel dijo que “Líbano es estable”, lo cierto es que la nación árabe sufre casi a diario las consecuencias de la guerra civil que se libra en el país vecino. Bombardeos en las zonas limítrofes, enfrentamientos entre milicias opuestas, secuestros de sirios y acusaciones cruzadas entre el ejecutivo que apoya de forma tácita a Bashar Asad y la oposición, aliada con los rebeldes, se han convertido en un fenómeno recurrente en los últimos meses hasta el punto de que el primer ministro Najib Mikati advirtió hace días que el país “podría ahogarse” en la crisis siria.

“No hay duda de que hay incendios en nuestro entorno y por ello la exhortación apostólica será un evento histórico”, le secundó el ministro de Medio Ambiente, Nazim Khouri.

Relaciones difíciles

Benedicto XVI mantiene una compleja relación con la comunidad musulmana desde que él mismo suscitó una enconada discusión en el 2006 entre algunos sectores de esta confesión al recurrir en un discurso a una cita en la que se refería a Mahoma como génesis sólo de “cosas malas e inhumanas”.

Sin embargo, y con la excepción de algunos clérigos extremistas como el mediático Omar Bakri –un religioso salafista instalado en Trípoli-, los diferentes grupos políticos del país han decidido establecer una tregua durante la visita papal. El dirigente del partido chíi Hizbulá, Hassan Nasralla, calificó la presencia del Pontífice como “histórica” y la cadena de televisión de su partido –Al Manar- ha prometido un despliegue especial para cubrir los actos del periplo.

El muftí suní, Rashid Qabbani, también incidió en que la presencia del Papa en el Líbano debe enfatizar en la necesidad de promover “el perdón y la cooperación entre nosotros (musulmanes y cristianos)”.

Este será el primer viaje de Benedicto XVI al Líbano, aunque el segundo a la región tras el que realizó a Jordania, Israel y los territorios palestinos en el 2009. En esta ocasión, el Papa firmará el documento final del Sínodo de Obispos para Oriente Medio –una exhortación que pretende frenar el éxodo de esta confesión, cuyos miembros abandonan la región por decenas de miles cada año-, además de entrevistarse con las autoridades políticas y religiosas libanesas y celebrar una misa en Beirut.