AURORA

29 de septiembre 2012.-Israel expresó su enorme decepción con la decisión de Argentina de negociar con Irán el atentado de 1994 contra la sede de la comunidad judía AMIA en Buenos Aires, presuntamente organizado y planeado por la República Islámica.

El ministro de Exteriores de Argentina, Hector Timerman, mantuvo una reunión en Nueva York, con el canciller iraní Alí Akbar Salehi, en la que acordaron continuar las negociaciones sobre el atentado en octubre en la sede de Naciones Unidas en Ginebra.

Los cancilleres pactaron que el diálogo “no se interrumpirá” hasta encontrar una solución “mutuamente acordada” sobre el ataque al centro judío, en el que fueron asesinadas 85 personas.

“El Gobierno de Israel recibió con gran desilusión la noticia acerca de la aceptación por parte de la Republica Argentina de una reunión con la Republica Islámica de Irán a nivel de ministros de Relaciones Exteriores para avanzar en el tema de la investigación del atentado a la sede dela comunidad judía en argentina –AMIA”, señala el comunicado la Embajada de Israel en Buenos Aires.

“La experiencia –continúa el escrito- nos enseña que Irán no llega con las manos limpias al dialogo sobre su responsabilidad en actos terroristas globales como el de la AMIA. Así como tampoco lo hace en relación a su programa nuclear, como explicó en su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas el primer ministro Benjamín Netanyahu”.

“El informe sobre la investigación que dirigió el equipo especial de la Fiscalía General Argentina determinó en forma precisa, y sin lugar a dudas, que la decisión de hacer explotar el edificio de la AMIA fue tomada por la cúpula del Gobierno iraní. Tenemos la esperanza de que la delegación argentina tenga presente estas pruebas durante sus reuniones con los iraníes”, concluye el parte de la delegación de Jerusalén.

Fuentes occidentales e israelíes temen que Buenos Aires haya perdido el interés en seguir investigando el ataque perpetrado contra la sede de la AMIA, así como el de la Embajada de Israel en la capital argentina, en 1992, en el que fueron asesinadas 29 personas.