EL PERIÓDICO.COM

02 de octubre 2012.-La policía francesa pudo haber detenido a Mohamed Merah, conocido como el asesino de Toulouse, tras sus primeros crímenes y antes de que perpetrara una matanza en un colegio judío de esa localidad del sur de Francia el pasado marzo, según publica hoy el diario Libération.

Tras los asesinatos en la región de tres soldados franceses de origen magrebí a primeros del pasado marzo, el servicio regional de la Policía Judicial de Toulouse junto con la con la Subdirección Antiterrorista de la Policía Judicial de París (SDAT) manejaban tanto la pista de la ultraderecha como la del extremismo islámico.

En esa segunda categoría, la familia Merah –Mohamed y su hermano Abdelkader– estaba en lo alto de la lista de sospechosos, señala el diario, basándose en documentos de la investigación y en declaraciones ante el juez del exresponsable de los servicios secretos franceses Bernard Squarcini.

Sin embargo, las fuerzas del orden privilegiaron la pista de un fascista, militar o exmilitar, entre la lista de “una decena de objetivos”, agrega Libération.

Los investigadores tampoco repararon en la identidad del terrorista –quien más tarde confesó sus crímenes a la policía antes de ser abatido– cuando supieron que desde el ordenador de su madre, Zoulikha Aziri, se registraron dos conexiones al anuncio que colgó en internet para vender su moto a uno de los militares asesinados.

PRINCIPAL SOSPECHOSO
Los agentes no se centraron en Mohamed Merah, de 23 años, hasta que no cruzaron unos 24.000 datos de titulares de licencias de armas en la región y en el resto del país, así como de propietarios de una motocicleta del mismo modelo que la que se había utilizado en los crímenes.

La policía supo el domingo 18 de marzo “hacia las ocho de la tarde” que los miembros de la familia Merah se situaban como principales sospechosos, pero no les arrestaron de manera preventiva, añade el citado periódico. Al día siguiente, el lunes 19, Mohamed Merah se dirigió a una escuela judía de Toulouse y asesinó a balazos a un rabino de 30 años y a dos de sus tres hijos, de 4 y 5 años, así como a la hija del director del centro, de 7 años.

Merah fue abatido por las fuerzas del orden tres días después, tras mantener una negociación de más de 30 horas cuando se encontraba atrincherado en su domicilio de Toulouse. Autoproclamado como muyahidín de Al Qaeda, Merah confesó los hechos cuando se encontraba acorralado por la policía.