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7 de noviembre.-En el marco de las nuevas relaciones bilaterales que el Gobierno egipcio pretende establecer con el que fue un firme aliado del ex presidente Hosni Mubarak, el portavoz Yasser Ali se ha limitado a pedir a Obama que trabaje por los intereses de “estadounidenses y egipcios”, y en un telegrama el presidente Mohamed Mursi, le ha instado a que “refuerce las relaciones de amistad que existen entre ambos países para ser capaces de servir a objetivos comunes como la justicia, la libertad y la paz”.

Mahmud Abbas, sumido en una grave crisis interna por no haber defendido el derecho al retorno de los palestinos en unas recientes declaraciones, se ha limitado a solicitar a Obama que “continúe sus esfuerzos por la paz en Oriente Próximo”, sin hacer ninguna referencia al muerto proceso de paz (inactivo desde diciembre de 2010, cuando se retomó la construcción de viviendas en las colonias israelíes de Cisjordania) entre palestinos e israelíes. En cambio, el negociador palestino Saeb Ereka ha declarado, sin felicitar al vencedor de las elecciones en EEUU, que espera que tras su reelección ayude a la creación del estado de Palestina durante los próximos cuatro años. Aprovechando a su vez, para recordar las promesas del inquilino de la Casa Blanca de cara a la petición en la ONU (prevista para este mes) de que Palestina pase a obtener el estatus de Estado no miembro, lo que según Erekat será un aval que permitirá “preservar la paz y la solución de dos estados”.

Desde la Franja de Gaza, el movimiento Hamás ha pedido a Obama que reconsidere su política exterior en relación a Palestina. “Escuchamos el discurso moderado de Obama tras su primera victoria, pero su política no ha correspondido a su discurso y ahora tiene la oportunidad de aplicar lo que prometió a la gente de la región, lejos de la presión del lobby israelí”, ha declarado el portavoz del Gobierno Taher al- Nono.

Uno de los asuntos en los que se espera que la nueva Administración estadounidense mueva ficha, quizás de forma unilateral como lo hizo con la intervención de Libia, es en el conflicto sirio. Desde el Consejo Nacional Sirio (CNS), que estos días está siendo sometido a una transformación en Doha (Qatar) para representar a una amplia oposición fuera y dentro del país árabe, Radwane Ziadeh, director de Relaciones Internacionales del CNS, ha mostrado su esperanza en que el presidente Obama “sitúe a Siria entre las prioridades de su política exterior, para terminar con la crisis y permitir que se cumplan las aspiraciones del pueblo sirio de elegir a su gobierno y a su presidente, igual que lo acaba de hacer el pueblo estadounidense”. Y el presidente Abdel Basset Seyda ha destacado la necesidad de que EEUU contemple la crisis siria “con seriedad y responsabilidad, con el fin de parar las masacres y la destrucción”.

Aunque ha sido Israel, a través de su primer ministro, Benjamin Netanyahu, el primero en la región en felicitar a Obama y recordarle la alianza, “más fuerte que nunca” que une ambos países. Esta mañana se ha generado un interesante debate interno en Israel sobre el supuesto precio que Netanyahu y el ala radical de su coalición de Gobierno, podrían pagar por haber apostado durante los últimos meses por la candidatura de Mitt Romey.

La relación con Israel puede complicarse si en enero de 2013 gana, como aseguran las encuestas, las elecciones la nueva alianza Likud-Beitenu, aunque el interés en que se mantenga la seguridad de Israel y en seguir controlando una región que pasa por un profundo cambio en muchos países de la zona, les obligará a manter una estrecha colaboración.

Los analistas árabes prevén continuismo en el segundo mandato de Obama en relación Oriente Próximo y el Magreb. No creen que la Casa Blanca vaya a trabajar en el avance de las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos, de la misma forma que los planes de Netanyahu de atacar en breve a Irán para terminar con su programa nuclear quedarán aparcados, porque la Administración estadounidense intenta potenciar la postura de salir de la actuales guerra, en lugar de iniciar nuevos conflictos bélicos.

Aún así, como explicaba ayer en su editorial el diario Al Quds al Arabi, los árabes esperan dejar de ser “meros observadores” en relación a EEUU, y reivindican que la industria militar estadounidense es muy activa en el mundo árabe (Washington ha vendido este año armas y aviones por valor de 125 millardos de dólares) y que la mayoría de las compañías petroleras estadounidenses operan en el norte de África y en los países del Golfo.

Si la nueva Administración Obama es capaz de aprender de los errores cometidos en relación al mundo árabe durante los últimos cuatro años (como el apoyo a Mubarak a pesar de las manifestaciones en la calle que terminaron con su mandato, o el ataque sufrido en el consulado de Bengasi, entre otros), se esmerará en construir nuevas relaciones de confianza con países en transición como Egipto, Túnez o Líbia; y deberá revisar la complacencia hacia regímenes autoritarios como Arabia Saudí, Bahréin, Kuwait o Jordania donde la población pide reformas políticas inmediatas.