ANA CARBAJOSA/EL PAÍS

El riesgo de que el conflicto sirio desemboque en una confrontación regional de consecuencias imprevisibles ha quedado el domingo patente con un incidente transfronterizo extraordinario. El Ejército israelí lanzó un misil Tamuz sobre el territorio sirio, desde los Altos del Golán. Fueron disparos de advertencia, pero se trata de la primera vez que Israel ataca a Siria desde la guerra del Yom Kipur en 1973, según indicó el Ejército. Este incidente transfronterizo se produce en un momento de alta tensión entre Israel y los grupos armados de la franja de Gaza. La escalada militar de las últimas horas podría terminar por dinamitar el precario alto el fuego que mantienen Israel y el movimiento islamista Hamás.

El fuego dirigido contra Siria se produjo después de que disparos de artillería del Ejército sirio cayeran, aparentemente por error sobre la zona del Golán que Israel ocupó en 1967 y cuya anexión no cuenta con el reconocimiento internacional. “Un proyectil ha impactado contra un puesto militar en los Altos del Golán, junto a la frontera sirio-israelí, consecuencia del conflicto interno sirio. No se han producido daños”, indicó el Ejército israelí en un comunicado. Y anunció: “los soldados israelíes han lanzado disparos de advertencia en dirección a Siria”. El Ejército cursó además una queja formal a las fuerzas de Naciones Unidas que operan en la frontera.

El ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, advirtió el domingo en una entrevista con la radio israelí que no piensa tolerar nuevas agresiones procedentes de Siria. “El mensaje ha sido sin duda enviado. ¿Puedo asegurar que no caerá más artillería [siria en territorio israelí]? No puedo, pero si hay nuevos disparos, responderemos”.

Los militares israelíes consideran que las salvas sirias cruzaron la frontera por error; que en realidad son fruto del enfrentamiento que mantienen las fuerzas del presidente Bashar el Asad con los rebeldes sirios. Más de 38.000 personas han muerto a consecuencia de la represión gubernamental que pretende sofocar la rebelión nacida al calor de la llamada primavera árabe en Siria hace 20 meses. Desde entonces, la frontera que separa Israel de Siria había permanecido en relativa calma. Pero en los dos últimos meses, el Ejército israelí ha contado hasta ocho incidentes en los que balas perdidas terminan en suelo israelí.

En el plano político, Israel ha mantenido un perfil muy bajo en relación con el conflicto en Siria. El régimen de Damasco es uno de sus enemigos acérrimos debido en buena parte a su alianza con Teherán, país al que Israel considera una amenaza para su existencia. Los dirigentes israelíes son sin embargo conscientes de que cualquier declaración de apoyo a los rebeldes sirios podría causar un efecto contrario al deseado, debido al fuerte sentimiento antiisraelí en la zona. Pero por otro lado, una posible victoria de las fuerzas rebeldes despierta también cierto recelo entre los israelíes, que temen el auge de las fuerzas islamistas en la zona.

Hace meses que el Ejército israelí se prepara para un escenario de contagio del conflicto sirio. Una de las hipótesis que se barajan en los despachos militares es que el régimen de Damasco decida lanzar una ofensiva militar en contra de Israel –directamente o a través de Hezbolá- el día que presienta que su fin está cerca. La causa palestina y la enemistad con Israel es una carta que el presidente El Asad juega con frecuencia y de la que podría echar mano para recuperar su popularidad, pulverizada a raíz de la revuelta popular. “Esta es una cuestión siria que podría convertirse en nuestra cuestión”, sostuvo hace una semana el jefe del Estado mayor israelí, Benny Gantz.

Esta escaramuza transfronteriza se produjo en un día en el que cobró renovada intensidad la amenaza israelí acerca de un posible ataque a gran escala sobre la franja de Gaza. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció que están dispuestos a incrementar los ataques, después de varios días de fuego cruzado entre el Ejército y los grupos armados que operan en Gaza. “El Ejército opera y operará de forma agresiva en contra de las organizaciones terroristas en la franja de Gaza”, indicó la oficina del primer ministro en un comunicado. Después advirtió: “El mundo necesita entender que Israel no se va a quedar quieto ante los intentos de atacarnos. Estamos preparados para intensificar la respuesta”. Seis palestinos –cuatro civiles y dos milicianos- han muerto este fin de semana por el fuego israelí. Mientras, hasta 85 cohetes palestinos cayeron sobre territorio israelí desde la noche del sábado, según el recuento militar. También el sábado, un proyectil palestino impactó y destrozó un blindado del Ejército. Los colegios del sur de Israel cerraron el domingo, día laborable en el país, ante el temor a los cohetes. Mientras en Gaza, miles de palestinos marcharon en procesión funeraria al tiempo que clamaron venganza por la muerte de civiles y milicianos. La última ofensiva militar de gran envergadura sobre la franja de Gaza tuvo lugar durante las navidades de 2008, cuando 1.400 palestinos murieron en la operación Plomo Fundido, que provocó una avalancha de condenas internacionales. La prensa israelí especuló el domingo con la posibilidad de una reedición de la ofensiva, que se produjo la víspera de las elecciones generales de principios de 2009. Ahora, el escenario se repite. Llueven los cohetes palestinos sobre el sur de Israel, con una nueva cita con las urnas a las puertas –enero de 2013- . El Ejecutivo de Netanyahu podría verse inclinado ahora a ordenar una invasión terrestre de la franja para llevar la paz al sur, estimaron Amos Harel y Avi Issacharoff, especialistas en cuestiones de Defensa del diario Haaretz.