ELENA BIALOSTOCKY PARA ENLACE JUDÍO

En el marco del Coloquio, “Humanismo en el Pensamiento Judío”, llevado a cabo el martes 13 de noviembre en la Universidad Iberoamericana, se habló de la relación que hay entre el cristianismo y el judaísmo, así como de la parte filosófica de la Shoá.

El Dr. Gonzalo Balderas Vega, de la Universidad Iberoamericana, habló del tema “Jesús, nuevo Moisés en el Evangelio de Mateo”, señalando que “en el contexto del conflicto entre cristianismo y judaísmo rabínico, Mateo actúa como educador cristiano, su pedagogía reviste dos aspectos el literario y el ético”.

“En el aspecto literario cuida la claridad, es conciso, nos presenta a Jesús en manera hierática, y privilegia lo narrativo a lo visual, vemos que lo que más destaca de Jesús es su palabra sobre la imagen.

“En el aspecto Ético, trata la actualidad de la ley de gracia en la re interpretación de la síntesis teológica que ha dado Jesús y la importancia de una vida nueva centrada en la sola consideración del padre que ve en lo secreto”.

Dijo que “la oración de Mateo dice que hay que ser breves, porqué nuestro padre ya sabe que tenemos necesidad, no hay que hacer derroche de palabras. El que hace derroche de palabras para dirigirse a D-os es porque le falta Fe. 6:35”.

Por su parte, el Dr. Jesús del Prado Plumed, de la Universidad Complutense, presentó la ponencia: “La exégesis judía como elemento antijudío en el humanismo polémico; un ejemplo de la Nueva España temprana”, donde se habló de los manuscritos que se han encontrado de muchos siglos atrás y de la existencia de judíos en muchas partes del mundo.

Durante su ponencia, el Dr. Alberto Sucasas, de la Universidad de A. Coruña, España, presentó la ponencia: “La presencia (velada, encubierta, latente, pero decisiva) de la Shoá en el pensamiento de Levinas”, donde habló del Emanuel Levinas, filósofo nacido en Lituania en 1905 y naturalizado francés, quien sobrevivió al Holocausto y después de esta época escribió mucho acerca de su sobrevivencia y lo difícil que fue superarla, por el sentimiento de culpa de que toda su familia fue asesinada.

Señaló que “la pasión de Levinas por la Shoá, del superviviente abrumado por la barbarie perpetrada y urgido a asumir su responsabilidad, es el mismo obligado para con el otro, que representa la masa de exterminados. Hasta el punto que el corpus levinasiano puede concebirse como un réquiem inmenso, mejor aún como un Kadish”.